La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión
87. 1780-XI-29. DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMAR U 309 Excelentisimo Señor: Con data de veinte y uno del que corre expuse a Vuecelencia, cuánto ocurría hasta entonces del estado mi– serable a que nos tenia reducidos el Indio sublevado J ose Tupac Ama– ro, el de nuestras armas y o~ros funestos incidentes. Hoy con motivo del expreso que dirije a Vuecelencia esta Jun– ta, no pierdo la oportuna ocasión de informarle lo siguiente. Des– pues del combate de Sangarara e infeliz exito de nuestra expedi– ción, se ha mantenido el Rebelde en su fuerte de Tungasuca. Allí atrincherado ha ido dirigiendo sus ordenes a las provincias inmedia– tas, donde ha mandado repetidos edictos, y convocatorias con las mismas seducciones antecedentes, y de que caminarán testimonios en el inmediato correo; y aunque aparentan fidelidad y religion, es conocida hipocresia, hasta tomar esfuerzo y hacerse absoluto dueño de los individuos y sus haciendas. Del mismo tenor se sabe haber despachado otros a la ciudad de Arequipa, que tal vez se hallará en no menor consternacion. De modo que va, a gran prisa, ganando terreno y con él fuerzas el ene– migo; y ya las provincias no necesitan mas que estas convocatorias o su noticia para enteramente subvertirse. Así ha sucedido en la de Chumbivilcas, cuyos vecinos en la ca– pital del pueblo de Velille acometieron a su Corregidor Don Jose Campino, con tal desafuero, que apenas le dieron un corto espacio para escapar en una cabalgadura en pelo, sin saberse de fijo dónde se halla, y se presume haberse refugiado en Cailloma, después de robarle y disiparle sus bienes, y el dinero de tributos que tenía dis– puesto para despacharle a estas Reales Cajas. A esta rebelion acudie– ron unidos los pueblos de Santo Tomas y Quiñota, y ya se cree es– ten los demás de aquella provincia aun sin haberse visto en ella el Traidor. El veinte y uno citado se sabe, haber pasado con sus tropas a los pueblos de Pichigua, Yauri y Coporaque de la Provincia de su re– sidencia, que aún no estaban enteramente subordinados al Tirano especialmente el de Coporaque cuyo Cacique mostraba alguna re– sistencia; y aunque nada sabemos de este suceso, ya se dice haber marchado por esa via al de Livitaca de la misma provincia de Chum– bivilcas. En esta parte y sus circuitos hay bastantes chorrillos de
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