La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

310 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU entidad como son el de Sahuasahua, y Puquicocha con el obraje de Ocaruma. Es consiguiente a sus deprabados designios, tire a arruinar es– tas fincas, y de aqui seguir su ruta para la provincia de Paruro, en cuyos terminos se hallan el obraje de este propio lugar, el de Cusi– bamba, el de Taray, y los chorrillos de Amancay y la Varonía. Ya de esta situacion (si su animo no es pasar a las Provincias de Cotabambas, Aymaraes y Abancay, a las que no se duda haber di– rigido sus perfidos oficios) no le resta otra cosa que el ingreso a esta Ciudad, porque del ultimo obraje de aquella provincia; cual es el referide Taray, no hay mas que cuatro leguas a esta. Se deja en– tender que reforzado de gentes, víveres y lo que encontrase en es– tos chorrillos y obrajes, no dificulta la empresa de apoderase de es– te vecindario como eficazmente pretende. Y si le concebimos con un partido formidable, aun sin estas nue– vas excursiones, cuánto se le aumentara cuando resuelva el proyec– to de entrar en ella por el sebo del saco y demás alicientes. El pillaje es hoy su principal objeto, porque ya extenuado gira por estas provincias a rehacerse de fuerzas y pertrechos. Toda su idea es el Cuzco, para establecerse Señor de una Corte, que lo fué de los que dice traer descendencia. Cada dia crece el deseo de esta Conquista, y aun cuando se considera que algunos se le retiran o es para volver con mayor ardor a su comando, o se le agregan otros que de nuevo se conspiran. Cuando no reflexionemos más aliados a sus banderas que los de las diez y seis provincias que comprende esta caja, se hace for– midable Tupac Amaro. Vea Vuecencia los indios que componen es– tos territorios, que no bajarán de cien mil; y contando, como prin– cipales influyentes, los mestizos y otras castas, cuánto no se engro– sara este contrario, y cuánto no se elevara su soberbia; y cuando no consiga el logro de sus maquinaciones en la coronacion que persua– de en sus intentos, la perdida que de pronto experimentamos es in– decible, especialmente en el Real Haber. Ya no hay aduanas, ya no hay alcabalas; el tributo se conside– ra prescripto, y por lo que se computa perdido de estos Reales Ra– mos e intereses de particulares; con la ruina de obrajes, se calcula llegar a dos millones de pesos, y si en diez y nueve días que hasta hoy se cuentan desde el suplicio del Corregidor Arriaga, se experi– menta esta quiebra, ¿a qué numero no llegara en 10 sucesivo, si si-

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