La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión
DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 311 gue la traicion y movimiento? Ha respirado en mucha parte, el con– flicto del vecindario con la venida de Don Manuel de Villalta, Co– rregidor de Abancay, que hizo su ingreso con doscientos y cincuen– ta hombres entre mestizos y españoles. El honrado aliento de este distinguido oficial ha hecho revivir estos animos, que ya se veían en suma decadencia, debiendo a su conducta e infatigable esmero alguna instrucción de estas milicias nada disciplinadas en el manejo de las armas, de que se ha nom– brado Inspector General por la real Junta de Guerra. Se espera por instantes la tropa que remite Don Antonio de Villalba, Corregidor de Andahuaylas, que se considera también imperita. Algun refuer– zo lograremos con estos auxilios; pero con todo nada es bastante a la expugnación del enemigo, si Vuecelencia no despacha los que esperamos de esa Ciudad con los pertrechos de municiones y armas de toda especie de que tanto carecemos; pues se halla esto aun des– tituído de polvora, por no encontrarse el principal simple del azu– fre, que esencialmente la compone; y se reconoce, por el plan que ayer se entregó al Inspector, no haber más que cuarenta libras, y siendo la gen te en que confiamos poca, se hace menos si no tiene armas para la defensa. Si a esto agregamos el desconcierto de la Junta de Guerra, cre– ce sobremanera el desaliento; apenas se ve por pocos instantes al– gún consuelo, cuando éste se turba por los mismos, que deponien– do reprensibles personalidades, debían sólo respirar uniformes dic– tamenes a beneficio publico. En esta Asamblea solo se trata de eti– quetas, discordias, y desavenencias interiores, que ocupan el tiempo precioso, y dejan muy perjudiciales resultas. Apenas hay sujeto, de los que componen, que una sus sentimientos al principal objeto de la defensa; y éste es un nuevo escollo, que causa mayor daño que la misma rebelion. El caballero Villalta ha tenido que sufrir todos los sinsabores, que a un hombre de honor debe causar este modo de pensar, vien– dose ligada las manos, que nunca mas se necesita estar expeditas y francas para obrar; pero contemplando que de a9andonar la em– presa, seria responsable al Rey de las malas consecuencias, sufre con disimulo, y sólo procurra tirar las lineas conducentes a mante– ner esta debil fuerza, hasta que Vuecelencia provea de un sujeto autorizado, que tome el mando universal de las armas, con total in– dependencia de la expresada Junta, remitiendo los respectivos ofi– ciales con la tropa que he pedido a Vuecelencia, como absolutamente necesaria; y , entre tanto, soy de dictamen se comisione a Villalta
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