La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

32 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU de mil setecientos sesenta y cinco; y despachado el correspondiente Título, tomó la posesión en quatro de Febrero de mil setecientos se– senta y siete. Que el actual Virrey del Perú D. Manuel de Amat informó a S. M. con fecha tres de Agosto del referido año de mil setecientos sesenta y tres, que este Prebendado era uno de los que más se dis– tinguían entre los de aquel Reyno, y digno de ser promovido a las primeras Dignidades Eclesiásticas; pues ademas de ser de las más ilustres familias, y descendiente por ambas lineas de los primeros Conquistadores de aquellas Provincias, era de vida exemplar y ba– bia desempeñado con entera satisfaccion de sus Superiores los car– gos de Parroco, Visitador General, y Provisor del mencionado Obis– pado de Arequipa. Que tambien informó el Reverendo Obispo de Arequipa D. Die– go Salguero las apreciables circunstancias, asi heredadas, como ad– quiridas de este Eclesiastico; expresando con fecha veinte y seis de Febrero de mil setecientos sesenta y seis ser de recomendable jui– cio, virtud, literatura, y apacible genio, por lo que se había gran– geado la comun estimacion: que a esto se agregaba su notoria cari– dad, acreditada en quantiosas limosnas, y con la dotacion de cinco Catedras para la Universidad, que precedido el Real permiso, se mtentaban fundar en aquella Capital, a cuyo fin hacia donacion de treinta y cinco mil pesos; y que por todas sus circunstancias le con– sideraba digno de ocupar la Silla Episcopal. Que luego que se verificó la expulsion de los Regulares de la Compañia de aquella Ciudad de Arequipa, deseando el referido Pre– bendado D. Juan Manuel de Moscoso no faltase la instruccion de las primeras Letras al crecido numero de niños que concurría a la Es– cuela que allí tenían los Expulsos, solicitó que el Virrey le mandase entregar las Aulas en que la tenian, ofreciendo costear, no solamen– te los Maestros, sino tambien los libros, plumas, papel tinta, y <le– mas que fuese necesario, para que nada faltase, ínterin se tomase otra providencia: que en su vista, aceptando el Virrey a oferta, Y dandole las correspondientes gracias por una generosidad tan util al público, mandó por Decreto de tres de Octubre de mil setecientos sesenta y siete se le entregase la referida Escuela; y entregada efec– tivamente en diecisiete del siguiente mes de Noviembre, se puso corriente, y al cuidado de un Eclesiastico Maestro de primeras Le– tras; al qual, y a un Contra-Maestro, o Pasante asignó un competen– te anual salario; y costeaba como ofreció todo lo necesario en aque– lla Escuela; que ademas pagaba al propio Maestro Eclesiastico la

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