La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

350 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU desde el día que su superior arbitrio (mandó) fuesen allá, que fué desde el día diez del que corre. En cuyo término, fuera de pasiones, confiado en mi lealtad, esté mi Señora cierta de que nadie quedará a defensa del bien que se nos sigue y de sus personas; algunos van llegando de los que fueron con el Señor Gobernador, y conforme viniesen los iré despachando sin excepción de persona alguna. .., Por la lista que mi Señora me incluye adyacente, remito de los que van para que en vista y reparo de ella se castigue a los inobe– dientes según el arbitrio de mi Señora. En igual obedecimiento paso inmediatamente al pueblo de Ma– ranganí, a hacerle saber las órdenes de usted, independiente de haber hecho propios a este Ministerio, a todos los congregados de ese pueblo, quienes me responden que los que tuvieron pronto auxilio para obedecer lo han hecho; y los que no, necesitan un tér– mino corto para proseguir, en cuyos términos mi Señora procure se vea el mayor resguardo a nuestro bien que lo conocemos. A todos los Caciques de este pueblo con la mayor eficacia de su orden y del beneficio que se nos sigue, les he mandado que bajen con todos sus indios presentes; y responden que algunos están en compa– ñía de mi Señor el Gobernador (José Gabriel Túpac Amaru), Y los restantes van allá como harán saber y constar a mi Señora el Cacique de Suyo, todos los once ayllos a excepción de Don Simón Callo, porque está en compañía del Señor Gobernador. Dios Nuestro Señor guarde su apreciable vida para alivio Y des– canso de sus compatriotas.-Sicuani y Diciembre 13 de 1780.-Su más mínimo servidor.-MeZchor Castelo. Mi Señora Doña Micaela Bastidas.-Muy Señora mía.-Habiendo llegado Don Juan de Dios de la Borda a las doce de la noche a la Ha– cienda de Quellouno, perteneciente a Don Lucas Puma Inga, Doctrina de este pueblo de Quiquijana, halló estar quemando el molino, el ama– sijo y otros ranchos por Luis Rodríguez con dos indios compañeros, los que no se pudieron pescar, y se está haciendo exactas diligencias para prenderlos; y este mismo pasó a la Hacienda de Don Juan de Dios de la Borda, nombrada Paucarpata, con el mismo ánimo de que~ mar toda la hacienda y lo pescaron, a quien lo despacho para que se dé el castigo correspondiente que tiene pena de la vida; así mismo se pescaron dos indios de esta Doctrina nombrados Santos Oquendo, José Mayna con el robo entre manos de ciento sesenta ovejas del General

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