La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 353 los que fueren inobedientes, desleales y andaren con controversias, serán castigados severamente, según el mérito que diesen; y a los que desertasen, así del común de mis indios, como de españoles, se les impondrá la pena que le corresponda como a tales desertores. Así mismo se les advierte a dicho común de mis indios y espa– ñoles, no hagan daño ni perjuicio el menor, así en los ganados, casas y chacras de los vecinos, por donde transitaren, por (ser) muy perju– dicial; y a los que reconociesen ser criollos, los atraigan y llamen a nuestra bandera, sin hacerles perjuicio alguno; porque no vamos a hacer daño a los paisanos, sino tan sólo a quitar los abusos de repar– timiento y demás pechos y cargas que teníamos, y nos amenazaban los corregidores y europeos. Que nuestra Santa Fe se guarde con el mayor acatamiento y ve– neración, la que hemos de llevar adelante, y si posible fuese morir por ella; respetando del mismo modo, con toda distinción, a los mi– nistros de Jesucristo, que son los señores sacerdotes, para que Dios nos ayude en nuestros cristianos fines. Y en señal de verdaderos y buenos cristianos, cargarán la insignia de la Santísima Cruz en sus monteras y sombreros. Todo lo que se guardará y cumplirá sin falta en lo menor; y al que contraviniese, se le castigará en público cadalso, sin que le valga excusa ni pretexto. Y para que ninguno alegue ignorancia, y llegue a noticia de todo.i>, mando que, después de publicado este bando, se fije en la puerta de esta mi casa de Tungasuca. Y el que lo quitare, tiene pena de la vida. -Dado en dicho pueblo de Tungasuca a 13 de Diciembre de 1780.– Doña Micaela Bastidas. Mi Señora Doña Micaela Bastídas.-Muy Señora mía.-Recibí la orden vuestra, aclarada por la carta de fecha de once; y en virtud no hallo quién sea de nuestra contra, ni sea verdad que los soldados del Cuzco hayan salido a la Doctrina de Catea, a hacernos guerra; porque por dar a vuestra merced noticia cierta, he indagado por lo posible, y en que he inquirido que es cierto que salieron con ánimo de ir a cuidar la hacienda de Don Gabriel Ugarte; y así vuestra mer– ced no tenga el menor cuidado; que la mínima noticia contraria, no dejaré sin participar a vuestra merced. Y Dios Nuestro Señor guarde a vuestra merced muchos años.-Quiquijana, y Diciembre 13 de 1780. -Besa la mano de vuestra merced su mayor vasallo.- Simón Oquendo. (A.G.I., Audiencia del Cusco, Legajo 32).

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