La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión
368 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU Excelentisimo Señor.-Besa la mano de Vuecelencia su mas reve– rente servidor y seguro Capellan.--.luan Manuel, Obispo del Cuzco.·– Excelentisimo Señor Virrey Don Agustín de Jauregui." (A.G.I., Audiencia del Cusco, Legajo 77). 110. 1780-XII-22 "Excelentísimo Señor.-Despues que todos mis informes hasta aquí no han respirado sino sentimientos, de pesar que nos oprime, a vista de tantas tribulaciones, como por todas partes nos circundan, desde el momento fatal en que el Cacique de Tungasuca hizo publi– co su destestable designio de rebelion, contra los dominios y sagra– dos derechos de Nuestro Augusto Soberano, en el día deja algunas treguas la pena para el consuelo, con dos acciones gloriosas que aca– ban de conseguir nuestras armas contra los indios rebeldes. Ya expreso a Vuecelencia, en la que acompaño con fecha del día de ayer, que aunque el insurgente Tupac Amaro se hallaba .di– vertido hacia aquella parte de la quebrada de Vilcanota para com– batir nuestras tropas de las cinco provincias unidas que forman una santa liga, contra él y sus infames parcialidades, no por eso han ce– sado las hostilidades causadas de multitud de alzados que, aprove– chandose de la ocasion, han acometido diferentes pueblos, ejercien– do con furor caribe el robo, y dando muerte a cuantos encontraban, sin perdonar el sexo ni estado y como no hallaran resistencia, con– tinuaban el tiranicidio por la quebrada de Calca, a pasar a las con– tiguas de Huayllabamba y Urubamba, pero en las inmediaciones de aquélla, fueron sorprendidos de un grueso de tropas nuestras que se destaco desde esta Ciudad, al comando del Corregidor de Urubamba Don Juan Nicolas de Lobatón; y derrotados murieron de los rebel– de ciento treinta y tantos, segun el computo que se hizo, fuera de muchos que o por miedo, o por desesperacion, se arrojaron al rio y perecieron, cuyo número se ignora, y otros heridos que con los de– mas se entregaron a un precipitada fuga, abrigandose en la inme– diata serranía. Dícese que nuestras armas los persiguieron hasta el pueblo de Calca, y mas adelante, para acabar con ellos. El Cura de Huaylla– bamba escribe, era muy numerosa la multitud de cadaveres que lle– vaba la corriente, a los que no permitio · se les diera sepultura ecle-
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