La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión
DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 371 ciados de mayor fuerza en cada uno de ellos, por las resoluciones · que inspiraban y peor disposicion de los indios que iban encontrando. Congregados todos, sucesivamente, quemaron los puentes de Cay– cay, Sierra Bella, San Salvador, Pisac, Coya y Lamay; dieron muer– te a cuantos españoles encontraron, sin distincion de sexo ni de edad; y en las mismas horcas que, a prevencion, tenía paradas el Corregi– dor de Calca y Lares, colgaron a varios pobres vecinos, cuyos cuer– pos se divisan en esta banda del rio. El furor de estos naturales inhumanos, además de la libertad que se propusieron, en orden al reparto de que se contemplaban respon– sables, tuvo por estimulo el robo general y saco, a que desde luego se entregaron; pero con tal iniquidad que los muebles importables los arrojaban al rio. No paro en aquella parte el tumulto, porque cun– dio el cancer hasta el pueblo de Taray que mezclado con algunos in– dividuos que pudieron pasar el río, o movido del mal ejemplo que a la vista tenia, tambien se puso en accion juntándose todos los in– dios de sus pertenencias, que levantando de punto el alboroto, con disposicion de banderas, tambores y cornetas, hicieron cuerpo de guerra, y marcharon hasta una llanura nombrada la Pampa Chica, que dista poco menos de dos leguas de esta ciudad. Asi se hallaba el enemigo repartido en dos tropas; y en animo de provocar, a lo menos, o dispersar a este vulgo, asomando por va– rias entradas, se tornaron las correspondientes providencias para una y otra parcialidad. A la de la otra parte del rio que ya empezaba a entrar en el pueblo de Huayllabamba se opuso Don Juan Nicolas Lo– batón, Corregidor de aquel distrito; y a la de Taray, un oficial lla– mado Don Francisco Laysequilla, a quien cornetio esta Junta la expedicion, destacando con él un piquete de soldados, que inmedia– tamente se reforzo con otro, habiendose practicado la misma dili– gencia en auxilio del Corregidor de Urubamba. Este viendo que se resistian los indios que bajaban por los desfiladeros de Calca entre cerro y río, hizo su descarga y mato con los suyos hasta cien indios, fuera de los que despechados se arrojaron al rio y de los que salie– ron heridos, computandose el numero por unos cuatrocientos, por otros mil, de que no hemos podido certificarnos por desearse noticias mas individuales, y no haber vuelto la tropa, por serle muy conveniente recorrer los pueblos invadidos, y advertir en ellos los perjuicios cau– sados tomando noticias en orden a los complices en la irrupcion. Parece que en la Pampa de Chita que es de la jurisdiccion de tres parroquias de esta Capital, hubo menos gente que derrotar; pe-
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