La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

36 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU A consulta de la Cámara de dies de Octubre de mil setecientos y setenta le presentó S. M. para el dicho Obispado del Tucumán, y impetradas las Bulas, y dadas el correspondiente pase, se le expi– dieron los Executoriales en treinta y uno de Julio de mil setecien– tos setenta y uno. Por diferentes Cartas originales, una Certificacion, y varios tes– timonios, que posteriormente se han presentado, resulta que habien– do participado el Virrey del Perú al Supremo Consejo Extraordi– nario, que este interesado se encargó voluntariamente de la enseñan– za de la Juventud de Arequipa en primeras Letras, y que de ello de iban ya experimentando conocidas utilidades, le dió el Excelentísimo Señor Conde de Aranda en carta de veinte y cinco de Octubre de mil setecientos sesenta y ocho las mas expresivas gracias a nombre del propio Consejo, esperando continuaría su zelo en beneficio del Público. Que con ocasion de haberle S. M. elegido para Obispo Auxiliar de Arequipa, le manifestó el dicho Virrey en Carta de dos de Julio de mil setecientos y setenta la complacencia que había recibido con esta noticia, y lo mucho que celebraría recayese en él aquel Obispa– do, que a la sazón estaba vacante. Que hallandose enfermo, certificaron en Catorce de Mayo de mil setecientos setenta y uno tres Medicos de la Ciudad de La Paz, que su mal provenía de gota, y que para restablecerse le serían favora– bles los temperamentos blandos, como el de Arequipa, y otros, y muy nocivos los fríos, y ardientes, con riesgo de perder la vida. Que hallándose de Obispo Auxiliar de Arequipa, hizo con las debidas solemnidades capital de su patrimonio, y constó ser el de auatrocientos catorce mil trescientos y quarenta y seis pesos, seis reales, y tres quatrillos. Que hecha la cuenta de las rentas Decimales del Obispado del Tucumán por un quinquenio, hasta el año de mil setecientos seten– ta y dos, no correspondieron a la Mitra en cada uno seis mil pesos cabales. Que habiéndosele nombrado para esta Iglesia, por la urgente necesidad de tener que asistir al Concilio Provincial de Charcas, a que estaba convocado por el Metropolitano, le fue preciso tomar po– sesion de la Diócesis el día veinte y dos de Agosto de mil setecientos

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