La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 41 Expresa que por haber hecho degollar a dicho Don Felipe, el Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, había quedado dicha Doña Juana Pilcohuaco en casa de Doña Teresa de Ordóñez, por or– den de dicho Señor Excelentísimo; que había quedado muy niña y pobre, por no habérsele dejado cosa alguna a dicho Don Felipe, su padre , cuando le prendieron; y que habiendo ocurrido al Excelen– tísimo Señor Marqués de Cañete, sobre que le diese una limosna pa– ra ayuda de tomar estado, o le hiciese merced de cincuenta fanega– das de las tierras que fueron del Inca, en los contornos del Cuzco, se mandó por decreto de diez y nueve de Octubre de mil quinientos noventa y dos, que diese información de ser hija legítima o natural del citado Inca Don Felipe Túpac Amaro; y que estando ya casada con Don Diego Felipe Condorcanque, con cinco hijos, tenía necesidad de dar dicha información, para lo que presenta interrogatorio con inserción del árbol genealógico de los Incas sus ascendientes. Mandósele recibir dicha información por el citado Corregidor el año de mil seiscientos nueve, la que dió con doce testigos, todos de vista, conocimiento y ciencia cierta, según parece de dicha infor– mación, que corre de fojas siete vuelta, cuaderno cuarto, examina– dos al tenor del interrogatorio que corre de fojas dos vuelta. En ellos reconocerá Vuestra Alteza la certidumbre conteste con que proceden. Todos son testigos de excepción, españoles, caciques y principales, descendientes de los mismos Incas, que para el caso son más fidedignos; porque como interesados tuvieron más inmediato motivo para averiguar la sucesión de aquel tronco y de aquella Real familia de que ellos descendían; y nadie ignora cuán celosos son estos descendientes en no permitir que otro alguno se introduzca en su ilus– tre prosapia, a menos que a ellos les conste de ciencia cierta, o de segura tradición la descendencia de aquella estirpe, que es el estí– mulo que a mí me impele hoy a contradecir la que Don Diego Fe– lipe Betancur falsamente se atribuye. Todos los testigos de esta información, principalmente a la se– gunda, tercera y cuart a pregunta, firman que Doña Juana Pilcohua– co fué hija natural de Don Felipe Túpac Amaro, último Inca del Perú y sucesor de los Reyes y Emperadores que dominaron estos Reinos. Asientan que cuando de orden del Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, trajeron preso a dicho Don Felipe a la ciu– dad del Cuzco, de l a provincia de Vilcabamba, trajeron también en su compañía a dicha Doña Juana y a otra hermana suya de tierna edad, sus hijas naturales que por tales las crió, trató y reconoció; y algunos añaden que las traían cargadas los indios, y es cosa natural, siendo como eran hijas de su Inca. Asientan que vieron degollar a

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