La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 53 Yo aseguro que la parte de Betancur no h a de calificar que hu– biese otro Don Blas, Cacique de Surimana ; aunque apure todo el ar– tificio y toda la cavilación, no ha de salir de la dificultad del argu– mento, porque ha de ser Doña Manuela bisnieta de Don Diego Feli– pe Condorcanqui y de la Coya Doña Juana Pilcohuaco, o no ha de ser nieta de Don Blas Túpac Amaro, único Cacique de Surimana, donde no se ha conocido otro Don Blas, Cacique; pero ¿qué ha de ser, ni qué ha de probar? Si Doña Manuela fué hija de Don Lucas Túpac Amaro, y éste fué Cacique de Surimana, como hijo de dicho Don Blas ¿por qué este Cacicazgo de Surimana no pasó a Don Pas– cual, Don Francisco, o Don Juan Túpac Amaro, hijos de Don Lucas y hermanos de Doña Manuela comprendidos en la segunda pregunta del escrito de foja veinticinco, cuaderno segundo, en que pidió dicha información? Así parece que lo pide el orden de sucesión de los Ca– cicazgos, ejecutada como la de los mayorazgos de Castilla. Es cons– tante que ninguno de los hermanos de Doña Manuela, hijos de ese fingido Don Lucas, ha sido Cacique de Surimana; luego tampoco lo fué Don Lucas; luego nó fué éste hijo de Don Blas Túpac Amaro, verdadero Cacique de Surimana. Sabemos y tengo probado en mis instr umen tos y en mis prue– bas, que dicho Don Blas dejó por sus hijos a Don Bartolomé, a Don Sebastián y a Don Agustín; y está probado que Don Bartolomé fué Cacique y Gobernador de Surimana, que sucedió a su padre Don Blas. Está probado que por muerte de Don Bartolomé, que no tuvo hijos, le sucedió Don Sebastián , su hermano segundo; y está probado que por muerte de éste, le sucedió Don Miguel Túpac Amaro; y es– tá probado que yo, como su hijo mayor, le he sucedido y estoy en ac– tual posesión de dicho Cacicazgo de Suriman a, todos descendientes legítimos de Don Diego Felipe Condorcanqui, por donde viene el Ca– cicazgo, y de la Coya Doña Juana Pilcohuaco. ¿Podrá satisfacer es– ta dificultad Don Vicente García con las Historias de Garcilaso, de Herrera, de Calancha y con el parentesco del siervo de Dios Betan– cur y de Don Martín Arvieto? Ya se ve que no; luego la información dada por Doña Manuela es falsa. Los testigos de ella, como se ha referido, son tres indios ordinarios, pero como toda ella fué obra de una mano , los testigos inciden en la misma inverosimilitud y en la misma repugnancia que se nota en el escrito de Doña Manuela. El primero es Cristóbal Ri– machi, natural de la parroquia de San Cristóbal, en el Cuzco, que declara conforme a las dos preguntas del escrito: que conoció a Don Lucas Túpac Amaro, Cacique del pueblo de Surimana, casado con

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