La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 55 nadar del pueblo de Surimana, provincia de Quispicanchi, se está demostrando su falsedad; porque, como se ha referido, no hay más pueblo de Surimana que el que se conoce y existe en la provincia de Canes y Canchis; y, a la verdad, que e~e fingido Don Lucas só– lo pudo ser Cacique de ese fingido pueblo de Quispicanchi, vinien– do así a parar en que la notoriedad de Don Blas y su pública cali– dad y distinción, se hizo apreciable para que Doña Manuela, que quiso ser ñusta y descendiente del Inca Túpac Amaro, quisiese tam– bién entroncarse con Don Blas, que era el indubitado descendien– te de dicho Túpac Amaro, como se prueba por sus mismos testigos. El mismo Corregidor proveyó otro nuevo auto, en que declara ya a Doña Manuela y a sus hermanos por nobles incas, exentos de servicios personales; pero por lo que toca a tributos, manda que ocurran al Real Gobierno. Así es visto que estos hermanos de Doña Manuela, ñusta descendiente del Inca Túpac Amaro, honrados y pri– vilegiados con unas reales cédulas del Señor Emperador Carlos V, de que después diré en su lugar, eran entonces indios tributarios, todo incompatibles con esa distinguida estirpe. Doña Manuela que se vió ya, con tanta ligereza, declarada por descendiente de los Incas, pensó en cosas mayores; y dió un salto hasta el año de mil quinientos cuarenta y cuatro y cuarenta y cin– co, e hizo la más terrible falsedad que puede darse: supúsose bis– nieta de un Don Juan Tito Túpac Amaro, que no ha existido en el mundo, o a lo menos ni en los autos ni en las historias consta que lo hubiese. Ni en la primera ni en la segunda información, ni en lo que es más en el memorial y carta que dirigió al Excelentísimo Señor Con– de de la Monclova, el año de mil seiscientos noventa, se hace la más ligera mención de Don Juan Túpac Amaro, hijo que se supone ser del último Inca Don Felipe. Púsosele en la cabeza apropiarse los privilegios de unas Rea– les Cédulas expedidas por Su Majestad Cesárea, en los años de mil quinientos cuarenta y cuatro y mil quinientos cuarenta y cinco, a favor de otros Incas, y empezó a hacer diligencias, en este Superior Gobierno, para que se le mandasen guardar; ocurrió a este fin con el memorial de fojas treinta y tres, expresando ser descendiente del Inca Túpac Amaro; y que el Rey Nuestro Señor y Emperador de gloriosa memoria, les despachó dos Reales Cédulas a su favor, pa– ra que pudiesen poner Cadena Real, que por cualesquiera delitos fuesen presos en sus casas o cabildos, y que los delincuentes que a

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