La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 59 diatamente de ella, ni hasta hoy será capaz de presentar, conten– tándose con aglomerar testimonio de testimonios y comprobaciones de comprobaciones, que no fundan la fe de un instrumento, que los Escribanos que dan esos testimonios no han conocido. Si al Corre– gidor que no era letrado, le parecieron legítimos esos títulos, no hu– bieran éstos corrido igual suerte en la sabia advertencia de unos se– ñores 'Fiscales. Ya con estos triunfos se alentó Don Diego Betancur a ocurrir a este Superior Gobierno, presentando las Reales Cédulas referidas en testimonio, y calificando ser hijo de dicha Doña Manuela, para pedir como pidió, se le mandasen guardar todos los privilegios y prerrogativas contenidas en dichas Reales Cédulas; y como ya la materia estaba autorizada de antemano, y no hubo parte legítima que hiciese contradicción, pudo conseguir que se le librase la Provi– sión, que en testimonio corre de fojas sesenta y cuatro, cuaderno segun– do, en la que no se insertan dichas Reales Cédulas. Confirmáronse– le o declaráronsele estas prerrogativas, sin que yo, retirado en mi Provincia, supiese estos progresos que hacía Betancur con la usur– pación de mi descendencia, que, alias , se la hubiera contradicho, co– mo ahora se la contradigo. Los puntos principales en que se apoyan las intenciones contra– rias, y los que han dado mérito a esas prerrogativas, han sido di– chas Reales Cédulas y la información dada por Doña Manuela, ma– dre de Betancur, el año de mil seiscientos ochenta y tres. Esta que– da ya convencida de falsa, y lo mismo sucederá con aquellas; y ha– brá conseguido la parte contraria y su apoderado y protector, por resulta de su temeridad, que se le impongan las penas que corres– ponden al crimen gravísimo de falsear los rescriptos del Príncipe, como lo espero de la superior integridad de Vuestra Alteza, para que no se perturben los derechos de los verdaderos descendientes, ni se falte con tanta facilidad al elevado respeto de tan superiores tribunales. La primera Real Cédula es le que aparece inserta en otros tes– timonios, a fojas diez y seis, cuaderno segundo, dada en Valladolid a primero de Octubre de mil quinientos cuarenta y cuatro, por sus Majestades Cesáreas el Señor Don Carlos y la Señora Doña Juana, su madre. Ella está encapitada en el tal testimonio, a favor de Don Juan Tito Túpac Amaro que, como se ha expuesto, nadie ha cono– cido en el mundo. Esta es una Real Cédula librada por sus Majes– tades, con su misma fecha, a favor de Don Alonso Tito Atauchi, en todo su tenor y circunstancias: redúcense a legitimar los hijos que

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