La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 61 nientos cuarenta y cuatro, a favor de Don Alonso Tito Atauchi, en que sus Majestades legitiman a los hijos de éste, y conceden todos los privilegios que contiene dicha Real Cédula. Cotéjese ésta con la presentada por la parte contraria, en testi– monio, a fojas diez y seis, cuaderno segundo, y se verá que están con– formes, a excepción del nombre y de una u otra expresión, consiguien– te a la simulación. Me ha excusado con esto, presentar el testimonio que yo tenía, y que podía por efugio adicionar aunque son muchos 19s que lo tienen; pero una vez que ha desenterrado estos autos, y que de ellos ha pedido testimonio de un interrogatorio y de las res– puestas de los testigos a ciertas preguntas de él, no podrá dudar de su fe. Es muy difícil e inverosímil un suceso semejante. Todos por pú– blica notoriedad, de tradición en tradición, saben que dicha Real Cé– dula, de primero de Octubre de mil quinientos cuarenta y cuatro, se expidió a favor de Don Alonso Tito Atauchi y sus hijos. Sábese que desde aquellos tiempos se ha presentado esta Cédula en los tribu– nales superiores e inferiores del Reino, y sábese en fin que es una cédula tan pública, que todos los descendientes de dicho Don Alon– so Tito Atauchi han tenido testimonio de ella, y jamás la han ocul– tado. No ha sucedido ésto con la que se atribuye a ese ficto e ideal Don Juan Tito Túpac Amaro. Nadie ha sabido de ella, ni Doña Ma– nuela, madre de Don Diego Betancur, tuvo de dicha cédula la menor noticia el año de (mil) seiscientos ochenta y tres, cuando dió la in– formación testimoniada, a fojas..., cuaderno segundo; porque si la tu– viese, la hubiera desde entonces presentado como principal funda– mento de su intención; pero ni siquiera se acordó de Don Juan Tito Túpac Amaro, contentándose únicamente con la generalidad de lla– marse descendiente de Don Felipe Túpac Amaro. Después llegó a sus manos la cédula de Tito Atauchi, fingió un don Juan Tito Túpac Amaro, supúsolo su descendiente, y entró en el proyecto inícuo de encapitar en él la Cédula de Tito Atauchi, con todos sus linderos y señales; y ve aquí ya a Doña Manuela y a su hijo Don Diego Betan– cur descendientes de Don Blas, de Don Juan Tito y de Don Felipe Túpac Amaro, último Inca del Perú. Es, sin duda, una gravísima falsedad; no se manifestarán au– tos, providencias del Superior Gobierno de esta Real Audiencia, ni de otro algún tribunal en que se trate de esta Real Cédula librada a favor del tal Don Juan Tito Túpac Amaro. Sólo tuvo su principio desde Doña Manuela, que se titulaba Túpac Amaro, madre de Don Diego Betancur; pero aun ella, en aquel tiempo, tiró la piedr a y es-

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