La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

64 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU Consta también que Sayri Túpac, hermano mayor natural de Don Felipe, sucedió a su padre Manco, y gobernó en el retiro de Vil– cabamba. Constan las diligencias que se practicaron para su salida; que vino a Lima, que se le hicieron mercedes, que regresó al Cuzco, y que allí se bautizó, con el nombre de Diego, y que retirado a Yu– cay falleció , dejando por su hija (habida en Doña María Cusi Huar– cay, su hermana) a Doña Beatriz Clara, Coya, que casó con Don Martín García de Loyola. Por muerte de Don Diego Sayri Túpac, que gobernó por la me– nor edad de su hermano Don Felipe, le sucedió éste que se mante– nía en la montaña de Vilcabamba, y sábense todas las providencias que se tomaron para sacarlo de ella, como lo sacaron; y murió de– gollado en la plaza del Cuzco el año de (mil) quinientos setenta Y dos, joven o mozo, como dicen las Historias. Si éste, pues, era niño cuando murió su padre Manco Inca; y por eso gobernó Don Diego Sayri Túpac, su hermano natural, mayor. Si por muerte de éste su– cedió Don Felipe, y al fin murió mozo, desgraciadamente, el año de quinientos setenta y dos, ¿cómo pudo, desde el año de (mil) quinien– tos cuarenta y cuatro, tener por su hijo a ese Don Juan Tito Túpac Amaro, y a esos nietos habidos en varias mujeres? Cada reflexión de éstas, por sí sólo, funda la presunción de la falsedad, conque se encapitó dicha Real Cédula de legitimación y privilegios; pero to– das juntas la hacen evidente y demostrable. Bien ha conocido la parte contraria este inconveniente Y este escollo de convencimiento; y para darle algún color de disculpa, ocurrió con su escrito de fojas noventa y uno, presentando un tes– timonio de una información, que se dice pedida por Doña María Manrique Cusihuarcay y Don Diego de Mendoza Sayri Túpac, su marido; y que se dice haberse recibido el año de (mil) quinientos setenta y siete. Preséntase Don José Vicente ante el Corregidor del Cuzco, Don Manuel López de Castilla, en Junio del año pasado de (mil) setecientos setenta y seis, estando ya esta causa pendien– te ante el Alcalde ordinario; porque dicho Don Vicente siempre an– da a escondidas, variando Jueces y variando escribanos; y así se ve en los muchos testimonios que ha presentado, que el que le saca el uno, no lo autoriza otro; pero, vamos al escrito. - En él pide testimonio del interrogatorio de aquella informa– ción, y de la respuesta a la oncena pregunta que dió Don Felipe Say– ri Túpac, uno de los testigos de ella, que se reduce a hacer constar la edad de setenta años que tenía este testigo, y a que declara que ~fan­ co Inca tuvo otro hijo en una hermana suya, que se decía Tupac

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