La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 723 bueno, y no le cobraba los tributos, y le regalaba hasta zapatillas, no lo había ejecutado por entonces. Que cuando le fué a cobrar la Madrid y otros por lo que debía en Lima, que le habían habilitado, estuvo el Rebelde dispuesto a prenderlos, y que ella lo había estor– bado, diciéndole no era tiempo, hasta que sembrara la gente; lo que le hicieron entender en castellano a la Madrid el declarante y Figueroa, por hablar Micaela en lengua índica (kechwa). Que ignora el que declara quién sea el que habilitó en Lima al Rebelde; pero le oyó decir a Micaela Bastidas entonces que tenía siete apoderados en Lima su marido, pero no nombró a ninguno, y así ignora quiénes sean. Preguntado si sabe o ha oído decir, que al– guno en esta provincia o fuera de ella haya ayudado al Rebelde con su persona o facultades, para mantener tan injusta guerra, respon– de: que no , y que lo que lleva declarado es la verdad, y lo que sa– be bajo del juramento fecho; en que se afirmó y ratificó leída es– ta su declaración. Que estuvo en Tungasuca tres meses de maestro de escuela, enseñando también a los hijos de Túpac Amaro, el año pasado, en los meses de Mayo, Junio y Julio; y que por Agosto, por no alcanzarle lo que el daban para mantenerse, se huyó al pueblo de Acopia, donde se acomodó con el mismo ejercicio; que no tiene que añadir ni quitar, que es español y natural del pueblo de Azán– garo; que anda de un pueblo a otro ganando la vida; que es de edad de veinte y siete años; y lo firmó con dicho Señor Mayor; de que certifico.-Cuéllar.-Romualdo de Ordóñez.-Pedro de Alarcón y Mos- coso. En el campo de S icuani en veinte y ocho días del mes de Abril de mil setecientos ochenta y un años ; yo don Francisco de Cuéllar, Mayor General de esta expedición, en prosecución de la sumaria información, mandada recibir en el auto antecedente, hice ccmpa– recer ante mí a Don Juan Antonio Figueroa, español y natural del pueblo de Aguillón, del Reino de Galicia; de quien recibí juramen– to, que lo hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz, según forma de derecho, so cargo de él ofreció decir verdad en lo que su– piere y fuere preguntado. Y siéndolo al tenor del auto que está por cabeza de estas diligencias, Dijo: Que una noche, por el me.:; de Diciembre prox1rno pasado, aun– que del día no se acuerda, entró Micaela Bastidas, mujer del Re– belde, a ver a Don Bernardo de la Madrid, y el declarante la acom– pañó, donde se hallaba también preso Don Manuel de San Roque; y se acuerda haber oído (a Micaela) decir a la Madrid y al decla-

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