La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS ·DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 71 Engáñase, porque lo que es nulo siempre es nulo, y lo .que fué falso siempre es falso; y por consiguiente todas esas confirmaciones de privilegio serán falsamente obtenidas, y serán un gravamen que los hagan más merecedores de la pena en la repetida falta de ve– neración y de acatamiento a los superiores tribunales. La yerdad siempre es preferente, y en convenciéndose que el principio es falso, han de ser subrepticias todas las confirmaciones, que de él _se dedu- cen y derivan. . . Don José Vicente ha perdido mucho tiempo, ha impendido cos– tos, ha engrosado el proceso, y me ha dado mucho que trabp.jar con multitud de instrumentos que, aunque inútiles, me ha sido preciso reconocer. Ninguno de ellos es fidedigno, todos son testimonios de testimonios dados por diversos escribanos. Las referidas Reales Cé– dulas que corren de fojas diez y seis, cuaderno segundo, aparecen testimoniadas por Juan de Saldaña, Escribano Público, en veinte y cinco de Enero de mil seiscientos ochenta y nueve, la una, y la otra en veinte y dos de Abril de mil seiscientos ochenta y ocho. De es– tos testimonios se sacaron otros testimonios que autorizó José Pa– lacios, Escrib~no de Su Majestad, en la ciudad del Cuzco en cua– tro de Junio del año próximo pasado de mil setecientos setenta y seis, y últimamente estas Reales Cédulas están comprendid~s en el testimonio de varios instrumentos que corren de fojas diez y seis hasta fojas sesenta y nueve, cuaderno segunqo, autorizado, en el Cuzco a veinte y ocho de Junio de mil setecientos setenta y seis, por Tomás de Villavicencio, Escribano de Su Majestad y "Público, con la circunstancia de que él concuerda, y la comprobación es de letra de Don José Vicente, que es circunstancia que influye y hace deca– dente la fe del instrumento; de manera que el de dichas dos Rea– les Cédulas es tercer ejemplar sucesivam.ente sacado uno de otro, que ya se ve la ninguna fe que en Derecho merece, y más en un asunto de tanta entidad; pero así son todas las pruebas que ha da– do, que se reducen a testimonios de testimonios. Ya he dicho que si hubiese de contestar los ofrecimientos de Don José Vicente, sería obra difícil; cuando pone en los autos pa– peles de reflexiones, presenta las graduaciones de mi ascendencia y de la suya en el modo desordenado que aparece a fojas treinta y dos, cuaderno primero; presenta al Señor Fiscal el escrito de fojas ciento once, dicho cuaderno primero, para personarlo en estos au– tos; y, en fin, sólo porque a un ocioso le dió gana de escribir la es.,. quela de fojas ciento catorce, cuaderno primero, suponiendo que yo había puesto Armas en mi casa y Cadena, y me había ido a Chuqui~

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