La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓ1:r DE TÚPAC AMARU 731 reflejo (sic) a la carencia de oportunidad, los abosuelve justamen– te. Ellos, siendo hombres, no manteniéndose en el centro del ejér– cito, no siguiéndoles los que lo componían, como Micaela, no lo lograron; qué deberá juzgarse de ella, quien por su sexo más dé– bil para discurrir, y el blanco de cuantos concurrían, que le cui– daban con anhelo. Vuestra Señoría es de prudencia, y juzgará los argumentos con el pulso que acostumbra. Ni obsta se proponga, no haber dado parte con antelación a los sucesos; porque como ignora el arte de escribir, era forzoso valerse de otro, por cuyo medio infructuoso la diligencia sería inútil. No se le escondía que en el instante se le haría saber a su marido, y que no se logra– ba el fin, y quedaba colgada en el riesgo. También podría argüírsele a Micaela que la diligencia de dar parte, pudo interponerla con cualquier otro símbolo no relevante, transitando a otra p oblación, pero después de no habérsela ofreci– do por su escasez o estolidez, como no la perdía de vista el Rebel– de, y fué tan maltratada por él en el tiempo que maridablemente v1v1eron , le concilió horror, y creyó siempre ser conver.sac10n por las ningunas facultades y representación de su persona. P or otra parte, como cualquiera de:rnncia de la calidad no esclareciéndola, se sujetaba a igual pena que al sujeto de la atribución , y concebía carecer enteramente de testigos. Sellaba sus labios, sin saber qué medio pcdría escoger, por cuya razón le– gal parécele a Micaela no sujetarse a la pena de la solicitación. Los Antonios Gómez, Plateas y otros próceres que tratan sobre este ejemplo son de este sentir, y las leyes que se citan por el Fiscal son arregladas al caso. No se ignoran por Vuestra Señoría que el Fiscal procede con temeridad en la pretensión de extinguir enteramente la fa– milia de Micaela, pues la razón natural prescribe que los incul– pados en la e.stirpe no la tienen de muerte, sí, sólo en no heredar parte alguna de los bienes, si fuesen varones, y si hembras la cuarta parte en calidad de alimentos, quedando informados así, por– que a este término llega la propagación del crimen. Fernando Túpac Amaro, joven tierno, aconsejaba, según se dice lo contrario a su padre guiado sólo por la racionalidad; en éste no puede encontrarse malicia por su t ierna edad, y es consiguiente que este muchacho perseverase exacto en la compañía del Rebelde. Esta digresión se debe el que la haga, teniendo presente la doctrina del crimen de lesa Magestad en especie, y el delito de (aquí una palabra ilegible) que en uno ni en otro caso se encuentra reo

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