La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 733 que hallare por más conforme a justicia.- Cuzco y Mayo 7 de 1781. -Figueroa. autos, quien bajo de juramento que hizo, según derecho, dijo: se ratificaba y ratificó en dicha su declaración, que se le ha leído, y está a fojas . . . de este proceso; y lo firmó con Su Señoría, de que certifico.- (Rúbrica de Mata Linares). -Manu el Galleguillos.– Manuel Espinarete López. El abogado Defensor de Micaela Bastidas en los autos crimina– les que de oficio se siguen por Vuestra Señoría, sobre la compli– cidad de alzamiento con el rebelde de su marido José Gabriel Túpac Amaro, en que se le supone colusión, dice: que esta causa se ha recibido a prueba, con término de tres días comunes, y con todos los cargos, para dar sentencia, y para darla conviene al derecho de Micaela, precisa que al vil Túpac Amaro, bajo la religión del juramento y so pena, jure y declare al tenor del interrogatorio siguiente: Primeramente si tiene noticia de esta causa y conocimiento de la parte de Micaela, diga: Item, cómo es verdad que en el tiempo de su consorcio, cuando le ordenaban algunas cosas caseras, aun las más inferiores, no ejecutándolas en el momento la maltrataba de palabra y obra; y aún las más veces, saliendo de los límites que le eran permitido, a saber el castigo con azotes en superior número, colgándola en una de las vigas de la casa; y cuando la perdonaba esta sevicia, con palos, bofetadas y patadas la corregía, diga: I tem, cómo es verdad que cuando pretendió ajusticiar al Corregidor Don Antonio Arriaga, le rogó infinitas veces con lágri– mas e hincada de rodillas, no ejecutase acto tan malévolo, por– que se perdía él, sus hijos y la parte de Micaela; a lo que la res– pondió no sabía lo que le decía, diga: I tem: cómo es verdad que no habiendo podido conseguirlo privadamente, practicó la misma diligencia de clamores ruegos, pos– trada de rodillas y con lágrimas, el mismo que comenzaron a auxiliarlo , estando presentes el Cura Don Antonio López, el Doctor Don Ildefonso Bejarano, Don Clemente Vergara y Don Jacinto Castañeda, los cuales cuatro eclesiásticos se hallaron presentes; y si por más diligencia que interpuso en ello, no sacó otro fruto que

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