La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 767 nes eclesiásticas, extinguia las aduanas reales y otros derechos que llamaba injustos: abria y quemaba los obrages, aboliendo las gra– cias de mitas, que conceden las leyes municipales á sus respectivos destinos: mandaba embargar los bienes de los particulares habi– tantes de ellas, y no contento con esto queria egecutar lo mismo, tomando los caudales de las arcas reales: imponia pena de la vida á los que no le obedecian: plantaba ó formaba horcas á este fin en todos los pueblos egecutando muchas: se hacia pagar tributos: suble– vaba con este miedo y sus diabólicas ofertas las poblaciones y provincias, substrayendo á sus moradores de la obediencia justa de su legítimo y verdadero Señor -aquel que está puesto por Dios mismo para que las mande en calidad de soberano: hasta dejar pasar en sus tropas la inicua ilusion de que resucitaria, despues de co– ronado, á los que muriesen en sus combates: teniendo, ó haciéndoles creer que era justa la causa que defendia, tanto por su liberta– dor, como por el único descendiente del tronco principal de los Incas: mandando fundir cañones, como fundió muchos, para oponerse á la autoridad del Rey, y sus poderosas y triunfantes armas, reducien– do las campanas de las iglesias, y cobre que robó á este uso. Asig– naba el lugar de su palacio, y el método de su legislacion para cuan– do fuese gefe universal de esta tierra, y queria hacer patente su jura á toda su nacion, atribuyéndose dictados reales, como lo com– prueba el papel borrador de fojas 139, que se encontró en su mis– mo vestido, que lo convence. Se hizo pintar y retratar en prueba de estos designios torpes, con insignias reales de unco, mascapaicha y otras, poniendo por trofeos el triunfo que se atribuia haber conseguido en el pueblo de Sangarara, representando los muertos y heridos con las llamas que abrasaron la iglesia de él, y la li– bertad que dió á los que se hallaban presos en sus cárceles: y últimamente, desde el principio de su traicion mandó, y mandaba como Rey, bajo el frívolo y falso pretesto de ser descendiente legítimo y único, segun vá indicado, de la sangre real de los empe– radores gentiles, y con especialidad del Inca Felipe Tupac-Amaro, cuya declaracion se usurpó desde luego sin facultad; pues el tribu– nal de la Real Audiencia de Lima, donde pendía esta causa, no le habia declarado ningún derecho á esta descendencia, antes por el contrario babia fundamentos bien seguros para denegársela, cuyas presunciones de entroncamiento, no obstante de hallarse en este tan dudoso estado, han hecho tal impresion en los indios, que lleva– dos de esta, le hablaban y escribian en medio de su rudeza, con la mayor sumision y respeto, tratándole á veces de Señoría, Excelen– cia, Alteza y Magestad, viniendo de varias provincias á rendirle •

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx