La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 797 bertarla de la muerte; y no pudiendo permanecer allí el Exercito sin exponerlo a se deshiciese por la grandísima desercion que padecía, con el perjuicio que la inclemencia del tiempo y carestía de víveres hiciese perexer, y que de cuantos desertaban perecían a manos de los Rebeldes de las Provincias por donde havian de pasar, y se au– mentaban las fuerzas contrarias con las Armas que les quitaban, se resolvía dexar algun refuerzo de Armas y Municiones en la Villa, la que se propuso al Corregidor, quien dixo, QUE AUNQUE SE LE DIESE DUPLICADO DE LO QUE SE LE OFRECIA, NO PODIA SUBSISTIR MAS TIEMPO: Y QUE POR NO HABER RECIBIDO AUXILIO DE AREQUIPA AUN NO SE RABIA RETIRADO DE SU VILLA: PERO QUE AHORA LO HARIA AUXILIADO DE NUES– TRAS ARMAS, por lo que nos mantuvimos en sus inmediaciones hasta el dia 27, y emprendimos despues la Marcha con grande len– titud para seguir el paso de las Mugeres y Niños de Puno. Día 13 de Junio al salir del Campo de Pocochuma al estar la tropa en un cerro por donde debia de pasar, se adbirtio que de cerca de Umachiri bajaban los rebeldes con animo de atacar al Equipaje; y sin embargo de tener este su escolta regular, mando el General que la tropa de Cotabambas con su Corregidor fuese a situarse al Llano junto al rio, y protegiese el paso del Equipage. Estos excediendose no solo pasaron el Rio sino que acometieron a los Enemigos, siguiendoles por aquellas quebradas por mucho tre– cho, y probablemente nos hubiera sucedido alguna desgracia a no haber tomado la providencia el Mayor General Balcalcel de haber mandado que la Escolta del Equipage que formaba la retaguardia, huviese pasado en su auxilio. Día 15 acampamos en Hullulluma, y en una quebrada a la vista del campo, una porcion de Yndios con gritos, y algunos Fusiles nos insultaron, por lo que se embio la tropa de Cotabambas contra ellos, llevando dos Cañones, los que con dos tiros mataron 3 Enemigos; y aunque por pronto se retiraron, bolvieron a bajar confiados en que sus cavallitos estaban descansados, y que los nuestros apenas podían andar de debiles. Dia 17. Fuimos a acampar cerca de Santa Rosa. En este tran– sito vinieron 12 o 13 Enemigos bien montados, siguiendo la retaguar– dia por si se extraviaba alguna carga, arrimandose a tiro de fusil, y disparando fiados en sus Mulas; y quando el Coronel Aviles (que la venia cubriendo desde el día de la funcion de Umachiri) hacia al– to, o mandaba hacer fuego, huian inmediatamente. El ruido de estos

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