La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

806 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU otras ideas que a su gentilismo modo de pensar les sugeria el de– monio, quise volverme a Copacavana, e interpuse cuantas diligen– cias, fueron dables; mas no me fue posible, atento a que los dichos 60 Yndios infalibles en el cumplimiento de conducirme, solo ofre– cían el quitarme la vida. Por lo que y aspirando a lo que la Divina Providencia determinase segui la derrota hasta que me entregaron los Conductores ante el consabido Tupac Catari el dia que se con– taron 15 de abril como, a horas ocho de las mañana. Y presentado que fui a su presencia conocí a un Yndio bien ridículo como de edad de 30 años, vestido de uniforme con una camiseta de terciopelo ne– gro, y con su bastan, a quien saludé y su acompañamiento en cas– tellano~ a que me respondió no hablase en otra lengua que no fue– se la Aymará, cuva Ley tenia imnuesta nena de la vida, por lo que no observé otra regla sino aquella, v .seguimos comunicando varias expresiones de recien venido. Y como lo hubiese encontrado en el tercer Cabildo (de 24 oue tenia en todo el Cerco de la Ciudad con otras tantas horcas. v rollos) desde allí me llevó a un toldo gran– de aue llamaba el Palacio. donde estaba su Muger una chola como de 26 años, v tambien cuatro Ovdores. muchos Embaxadores con sus Vandas: do.e; Sacerdotes que me di-xero11 otro ser Capellanes des– de el dia del Cerco. que fue el uno Dn. Ysidoro Escobar, Ayudan– te del Pueblo de Palea. y el otro Dn. Jul ·an Bustillos, Ayudante del de Pucarani: y el de Secretario un Yndio oue haviendo sido mu– chos años vecinos de la Ciudad, y oficial de Pluma de la Curia Ecle– sisastica, se tenia mudado el nombre de Bonifacio en el de Manuel Clabijo. Este firmaba. despachaba las Comisiones, y demas diligen– cias con el titulo de Yo el Rey Tupac Catari lo que aplaudia y con– sentia el Yndio aun casi viviendo sujeto enteramente a lo que el disponia: como que desde entonces no se valia de hilos, nudos, Y otras ceremonias sino de lo que contemplaba iba bien escrito y di– rigido por su Secretario a cuyos dictamenes tambien asentian los Oydores, de los quales uno corria con la venta' de la Coca, otro con la guarda de los espolios de los difuntos, y <lemas que rovaban, otro con la plata labrada, sellada, y muchas alajas, y el otro con los efec– tos comestibles, y sus distribuciones. En esta constitución, y en la de observar tanta maquina de apa– ratos por unos hombres cuyos hechos se me hacian cada instante increibles, ya se vé fui siguiendo mi estada llevando por norte de mi conformidad el pedir a Dios socorriese asi mismo las angustias en que veia estaban los Ciudadanos de la Paz, adonde echaba los ojos procurando comprimir las lágrimas, porque no era dable es– tar solo, pues si por casualidad fuese visto el desaogarme asi, al

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