La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

810 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU te el ser tyrano, indomito, y carnicero, inhumano contra los ciuda– danos de la Paz, sobre cuya resistencia que el contemplaba pendia de la desidia de sus Capitanes, y Soldados, esforzaba las mayores industrias y castigos que hacia temblar los espiritus; a que concu– rrieran muchisimos tan forzados que sino temiesen que alguno de sus Privados, y casi sin casi Cabezas principales de aquel alzamien– to, como eran ·Marcelo Calle, el tuerto Pedro de Obaya natural del Pueblo de Azangaro que se le unió en los principios, fingiendose ser sobrino de Josef Gabriel Tupac Amaro, y decia llamarse Guaina Capac (quien se halla aqui preso, y sobre cuyos hechos diré adelan– te,) y a este tenor muchísimos que aun le disputaban el Gobierno a dicho Catari por decir que si un dia de bajisimas obligaciones, hijo de Padre no conocido, y quando mas natural del Sacristan Fu– lano Apasa del Pueblo de Ayoayo (en cuyo excercicio se habia cria– do, ademas de ser por su naturaleza bien rudo pues ni leer sabia, y que aun el estar casado se disputaba con la susodicha Reyna) se babia coronado, o hecho cabeza, porque no harian ellos lo mismo, quando eran Principales, y de legitimidad en poder ser mas respe– tados?. Se huvieran alzado, y muerto al mismo Catari, pues verda– dramente vivían muchos exasperados y con pleno conocimiento del zarzal en que los babia metido, principalmente a los Yndios que no pendian de Ayllos o Comunes, pues estos eran de sentir que mejor seria morir, o vencer, a cuyo fin tan iniquio coadyuvaba muchísi– mo el Secretario Bonifacio, y por otro nombre Manuel Clabijo, suje– to tan inquietador, y enemigos de españoles, que a todo lo que era pedir Paces por los Yndios se oponía grandemente, y antes si es– cribia Cartas a la Paz llenas de mil desatinos, proponiendo en ellas que Nuestro Rey Señor tenia este REYNO MAL GANADO, Y QUE YA ERA TIEMPO SE CUMPLIESEN LAS PROFECIAS DE DAR A CADA UNO LO QUE ES SUYO, Y LO QUE ES DEL CESAR AL CE– SAR, lo que tambien les esplicaba a los Yndios en su Idioma para que no desmayasen en la empresa de ganar la Ciudad, con otros adita– mentos de ponderarles mayores ventajas en lo subcesivo, y reynan– do ellos. Sujetados asi los Yndios por tan iniquos medios, giraban pre– cisamente baxo la esperanza que les sugeria la malicia de aquellas Cabezas, quienes precipitados en la sumision que rendian a Catari, practicaban ciegamente sus ordenes, ensalzandolo, con repetidos ví– tores, y asistiendole como si en realidad fuese Deidad, en igual con– sorcio de los inferiores: cuyas demostraciones se acrisolaban diaria– mente en mayores cultos respecto de las exterioridades que agita– ban incesantes, asi en las asistencias del Santo Sacrificio de la Misa,

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