La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 813 y a asi tambien a vista de tan numerosa Yndiada que diaria– mente bajaba a los combates de la Ciudad (cuya constitucion la– mentable decantaban los mismos Yndios al venir e ir de la ba– talla, infundiendo valor y esfuerzo en el mas cobarde las expre– siones de YA POCO FALTA, lo que en realidad se veia, pues las tres partes de ella había destrozado y consumido el fuego) se apuraban las Consultas, y demas ideas de ganarla. Y para lo– grar esta Empresa abanzando de noche previnieron alistar y en– tre zacar parte de los Soldados que tenían en el Cerco: y como quiera que a este se habian combocado Yndios de siete Provin– cias, se encontraron habiles 15,000 y tantos de los que tambien se sacaron 7 a 8 mil para el Combate de las trincheras, hasta don– de ya tenían destruidas las Casas, oradadas las paredes cerca– nas, y los restantes para las emboscadas dispuestas en los ·Ex– tramuros, y Caminos, por si saliese a Cavallo huyendo alguno, allí tambien pereciesen. Previsto todo asi, y animada la Gente con la codicia del saqueo de tan rica Ciudad, los Pribados (en especial el mayor Arbitrista QUE LO ERA EL CONSABIDO TUERTO PEDRO DE OBAYA QUE SE DENOMINABA GUAI– NA CAPAC) vaticinaban sus contentos: ya se ve no tanto al ver ya el fruto de sus maquinas, y destruir a deguello y Cenizas una Ciudad tan opulenta, por las formales fuerzas y armas de aquellos Yndíos, sino por el intempestibo avance de aquella no– che que fue la del 24 de Abril, en que todos estarían rendidos a el mas incauto sueño bajo la seguridad de que hasta aqui entonces, y en que habian mediado casi dos meses de guerra viva, la qual solo se havia peleado a luces claras del dia; pero como la Divina providencia estuviese tan alerta en la proteccion de tan afligido Pueblo, a la verdad de que no salieron bien sus ideas sin embargo de que cometieron a mas de las 12 de la citada no– che hasta rayar el día, en que parece perecier on segun pude alcanzar a ver unos nudos que llevaron los Capitanes (fuera de los heridos) mas de 800 Yndios; y como había precepto for– mal sobre que no aclarasen el numero cierto de los muertos, esto es que si fuesen 100 dixesen 10 no quise averiguarlo mas a fondo. Esta misma noche se mantubo Catari a la zeja del Alto conmigo, su muger, y varios Yndios Principales, y como viese que una u otra Casa contigua a las trincheras batia el fuego has~ ta casi media Ciudad, se contemplaba por instantes dichoso, y decia: "Ya vencimos, ya estamos bien, y ahora si he de procu-

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