La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU 83 en debida forma presenta, puesto a los pies de Vuestra Excelencia con su mayor rendimiento dice: Que el suplicante por lo respectivo a sus Pueblos hizo a Vuestra Excelencia la más humilde represen– tación a beneficio de aquellos Indios, que le son sujetos, por los im– ponderables trabajos que padecen con la mita de Potosí, en una dis– tancia de más de 200 leguas; y, lo que es más, el gravísimo daño de la extirpación de los pueblos en el visible experimental de sus In– dios, que, obligados a ir a una mina de tan considerable distancia, cada uno carga con sus mujeres y con sus hijos, y hacen una dolo– rosa despedida de su patria, y de sus parientes; porque la rigidez y la escabrosidad de los caminos los mata, los aniquila; el extraño temperamento y pesado trabajo de Potosí, o su indigencia no les da arbitrio para regresar a sus pueblos, cuando la calamidad no ha aca– bado antes con su vida. Los demás pueblos de la Provincia padecen igual infeliz suerte, y todos claman por el alivio de una insoportable pensión; siempre ha sido grande, pero en los primeros tiempos era multiplicado sin comparación el número de Indios, y podían turnar las mitas con alguna tregua, y con algún descanso. Sucedía entonces lo que hoy sucede, pero de diversa manera. Entonces morían los Indios y deser– taban, pero los Pueblos estaban numerosos, y se hacía menos sen– sible su falta; hoy en la extrem_a decadencia en que se halla, llega a tocar el imposible del cumplimiento de la mita, porque no hay In– dios que la sirvan, y es necesario que vuelvan los mismos, o que los caciques allanen la voluntad de dichos forasteros para que la com– pleten pagándoles de su dinero el importe en que se ajustan. Entonces van por escasez de gente a trabajar en unas minas ri– cas, y a sacar sus metales en beneficio público, y hacían el servicio del Rey como sus humildes vasallos en asunto de tanta importancia a la Real Corona y al Reino; hoy llenos de miserias van a servir a los que sólo tienen el nombre de mineros, que en su deficiencia de metales hacen granjerías de la mita, alquilando a otros los Indios de su Repartimiento u ocupándolos en escoger metales de la broza que llaman "aventurar", en que después de ser prolijo el trabajo los obligan a cumplir con la tarea del mismo modo que si estuviesen prontos los metales para cargarlos, de manera que la tarea de un día apenas la pueden ganar en tres. La atención de Su Majestad benignamente manifestada en sus multiplicadas leyes y ordenanzas, no es otra que la del buen trata– miento y conservación de los Indios. Aún en el punto de mitas se hace preferente en Su Real piedad comparada la utilidad de la saca

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