La rebelión de Túpac Amaru: la rebelión

DOCUM_ENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚP AC AMARU 85 tad con todo el mucho deseo que tiene de que sean relevadas en cuanto fuere posible, y que no haya repartimiento de ellos ínterin los mineros se proveen de negros, o jornaleros voluntarios; en el Cap. 12, tratando del mineral de Potosí, manda que para expedir sus labores se procure por mejor vía, y forma posible que se repre– senta, las m itas de aquellos Indios que hubiese en el asien t o y sus comarcas; en el Cap. 14 se encarga el puntual y competente jornal que debe pagárseles, y el particuar cuidado de su salud y buen tra– tamiento en lo espiritual y temporal, y que a los que fueren al ser– vicio de aquellas minas, fuera del asiento, se les pague la ida y vuel– ta. En la Ordenanza 2 se repite en el Cap. 2 el encargo de que los mineros compren esclavos, todo con respecto al alivio de los Indios; el Cap. 4 y en el 8 se manda que se hagan poblaciones cerca de los asientos de minas para que de esta suerte se_haga más ligero el pe– so de las mitas y "repartimientos" y se excuse traerlos de fuera. En el Cap. 5 se manda que la mita y repartimiento no pueda exceder de la séptima parte que hubiera en cada pueblo al tiempo de dicho "repartimiento"; porque no se debe atender a la más o menos saca de plata y oro, como a la conservación de los Indios; y últimamente el Cap. 13 (manda) que se castigue a los caciques que enviaren a la segunda mita a los indios que fueron a la primera. Estas ordenanzas, son concordantes con las leyes del Lib. 6, F . 12 de la Recopilación de Indias. Según ellas, en todas sus circuns– tancias, se hace de justicia la pretensión de la pr ovincia de Canas y Canchis. La principalisima razón es por la decadencia de los In dios, que reducidos a un número lastimoso no pueden t ener descanso, y contra las mismas Ordenanzas van a la segunda mita los que f ue– ron a la primera, porque de otra suerte no pueden cumplirse. No se puede en la actualidad verificar la mita en la séptima parte, por– que apenas hay esta parte de la séptima como se podrá probar con poca diferencia, respecto de Indios originarios y en la competente edad para poder sostener el trabajo de la mita, que debe reducirse según su número al tiempo del "repartimiento" conforme a la Or– denanza. El Corregidor de la Provincia que ve y experimenta la dismi– nución y la dificultad que cuesta haber de enterar los Caciques di– cha mita, no dejaron de informar siempre que se tenga por necesa– rio. La distancia es un inconveniente gravísimo , más de doscientas leguas de jornada y otra tantas de vuelta ocupan gravemente la con– sideración de la lástima, y hacen demostrable el inconveniente de

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx