La Rebelión de Túpac Amaru La Rebelión continuación
38 DOCUMENTOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU (CONTINUACIÓN) conseguido una noticia cierta y clara de los motivos particulares que acaso le impulsaron á un atentado de esta naturaleza, ni de todas sus circunstancias, que se refieren con variedad. 2. D. Vicente Hore, corregidor de la provincia de Lampa, de la comprension de este vireinato, y confinante con la expresada de Tin– ta, con la novedad de este suceso desgraciado, y de que el cacique agresor, despues de apoderarse de esta última ciudad, intentase lo propio con las otras de Chumbivilcas y Caylloma, que sin tardanza abrazaron su partido, libró los correspondientes exhortos á los co– rregidores de Azangaro, Carabaya, Puno, Chucuito, Arequipa y la Paz, con el designio de ahogar en sus principios este incendio, ha– ciendo toda la resistencia posible á sus progresos. Con efecto, luego que llegaron á nuestras manos, con la noticia dolorosa, que se divul– gó bien presto, de que babia perecido á manos de aquel infame un número considerable de fuerzas que se le opusieron del Cuzco, y con– templando en semejantes circunstancias urgentísima la necesidad del socorro que se nos pedia, dispuse estas milicias con la presteza po– sible, cuyo número solo llegaba al de 166 hombres armados con bre– vedad, y la poca pólvora y balas que pudo conseguirse; y marchan– do con direccion á la de Lampa, concurrieron en su pueblo capital, con el Gobernador de Chucuito. 3. Pero como, aun reunidas nuestras milicias, que llevaban pocas armas con las cortas que restaban en dicho Lampa, por el destaca– mento que se babia hecho de antemano, con la idea de fortalecer el de Ayavirí, no se contemplasen bastantes para buscar al enemigo, cuyas fuerza~ se creyeron incomparablemente mayores por las no– ticias que lo aseguraban, se tuvo por mas oportuno que marchase yo con mis gentes, en calidad de segundo comandante, á reforzar este último pueblo que se reputaba como frontera. No me detuve un pun– to, y después de dos jornadas, recibí una 6rden que me pasaron los corregidores de Lampa y Azangaro, y D. Francisco Dávila, primer Comandante nombrado con notable distancia, para que regresase al instante con mis tropas, y otros cien hombres mati que conducia á mis órdenes en cuya vista no tuve deliberacion, sino para retroce– der, como con efecto lo practiqué hasta Lampa, al propio tiempo que á, los oficiales que estaban en Ayavirí se ]es babia mandado igual– mente se retirasen al mismo pueblo; pero estos que lo eran el Coro– nel de milicias de la provincia de Azangaro, y el Teniente Coronel de las de L~mpa, suspendieron la egecución de esta órden, exponien– do las consideraciones que tuvieron para no obedecerle. No obstante, habiendo comprendido que era absolutamente necesario que reunie– semos nuestras armas y nuestras fuerzas, para resolver de concierto,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx