La Rebelión de Túpac Amaru La Rebelión continuación
42 DOCUMENTOS D! LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU (CONTINUACIÓN) tirase del modo conveniente, en el caso de no encontrarme con las fuerzas suficientes para mantener mi provincia y la reputacion de nuestras armas. Pero, hallándose las provincias de Lampa, Azanga– ro y Carabaya, de la comprension de este vireinato, envueltas en dolorosa confusion, por los destrozos y latrocinios que cometían en ellas los comisionados nombrados por el cacique traidor, José Ga– briel Tupac-Amaru, (quien no pasó más acá de las cercanias del pue– blo de Lampa) que las infestaban y aniquilaban con osado y cruel– dad inaudita, y teniéndose por indubitable, conforme á las últimas y concordes noticias que se comunicaron, que sus malvados desig– nios se encaminaban no solamente á engrosar su partido, reclutan– do gentes, y recogiendo ganados para su subsistencia, sino tambien á usurpar á nuestro Soberano sus reales tributos, como lo habia or– denado aquel infame, despachando mandamiento expreso para el efec– to á D. Blas Pacoricona, cacique del pueblo de Calapuja, para fo– mentar la idea de continuar con el sitio y expugnacion de la ciu– dad del Cuzco: asegurándose por otra parte, como se ha dicho, que estos comisionados intentaban atacar esta villa de Puno, y seguir por la inmediata ciudad de Chucuito, donde ya estaban mas de 300 quin– tales de azogue, que sus oficiales reales habian mandado traer de las cajas de Oruro, para el fomento de estos minerales, cuyo riesgo en aquel caso era evidente. No podia descansar mi espíritu á vista de las funestas consecuencias que derivaba la reflexion de unos principios tan lamentables y extraordinarios. 11. Lleno, pues, de amor y celo por los intereses de S. M., no dudé un instante sacrificar mi persona en su servicio, exponiendola gustoso á todas las incomodidades y peligros, que pudiesen sobreve– nir en la empresa que meditaba, para embarazar, si pudiese, los ma– les referidos. Con este designio libré las órdenes necesarias pronta– mente, para disponer todas las gentes que tenia alistadas, no solo de mi provincia, sino de las extrañas que tuvieron por conveniente buscar su seguridad en esta villa, y á quienes he contribuido el cor– to sueldo de dos reales diarios, para su manutencion . Entre todos ellos pude juntar 130 fusileros, 390 lanzas de á pié, 140 de á caballo. 84 sables, y unos como 80 hombres armados á usanza del pais, de hondas y palos: sin haber escusado fatiga ni . diligencia, de las que conocí precisas, para que los artífices concluyesen con brevedad las lanzas que mandé trabajar acá con el mayor calor y presteza, has– ta ponerme en estado de poder obrar en la campaña. 12. Luego que tuve preparadas las cosas que parecian necesa– rias, junté todos aquellos que componían la parte principal de las milicias que se hallaban dispuestas, incluyendo los curas y sacerdo- .: < ".~ ·~~;~ ·::<~·; :'.{'' _"!.•• ~: t . . ;¡1/>. ... , ~,· ·~~:.;:,.,.; ::.;,.; .'-r"
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx