La universidad: libro XIV de claustros (1780 -1790)
216 (ff. 170) CARLOS DANIEL VALCARCEL nadares, que remiten sus Propinas antes de experimentar el acierto de los actuantes en sus respectibas funciones que comvierten los argumentos en elogios, y que muestran sus votos faltando al secreto. Aun fuera de estas que estan señaladas I hasta en su cantidad por la Ley dejando en algunas Facultades. para el aumento si el delito crece, si se repiten las Ynfracciones, ó si se culmina hasta la re– beldia hay otras arvitrarias dependientes del synderisis del Rector, y algunas reserbadas al proprio Claustro. Pero como con ninguna de todas se puede contar para formar un cumulo al fondo de la Caxa respecto de que aunque en sus principios tubiesen la mas escrupulosa observan– cia, como es verosimil, segun lo que se ve en todas las erecciones de nuevas plantificaciones de toda especie de comunidades, al presente no les ha quedado por el trans– curso de los tiempos que en este genero todo muda, sino el mero aparato para el terror, y la pura sombra para autoridad, no se deberá, ni aun con el aditamento de con– tingentes numerar este renglon para su aumento sino pa– sar ya al tercero, y ultimo que resta de los Grados, que en verdad es mas efectivo, y seguro. Siempre estos antes del año 43 de este siglo se daban despues de haver exivido el Laureado en Tesoreria por muchas de las Constituciones del Tjtulo 11 el costo de las Propinas que corn~sponden al Rector Chanciller (que lo es la Dignidad Maestre Escuela de esta Santa Yglecia Me– tropolitana) examinadores Doctores, Maestros, y Minis– tros compue~tos de Secretario, Sindico, Bedeles y Algua– cil, y <lemas derechos de las Caxas de la Virgen y la co– mun. Mas como el importe de todo esto llegó á suvir se– gun la copia de Yndultos interesados entonces á mas de dies mil pesos arvitraron para no impender tanto gasto los que intentaban alcanzar el ingreso al medio facil de aquellas Boletas que cada sujeto en particular firmará á ruegos, y empeños que no admitian escusas el perdon de lo que miraba á su parte entregandolas al Thesorero en equivalencia de su entero. Viendo este abuso el Claustro, y que con el ya no le resultaba nada á sus Miembros ni havia en su fondos cau– dal seguro con que renunciandolo el comun, poder sos– tener un empeño en los muchos casuales que le sobreve– nían, ni menos masa de cada uno en que pudiese execu-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx