La universidad: libro XIV de claustros (1780 -1790)

(ff. 176v.) LIBRO XIV DE CLAUSTROS Dor. Don Josef Varela Bohorquez Dor. Don Gregario Panizo Dor. Don Gregario Mier Dor. Don Anttonio Josef Oyague Dor. Don Antonio Gusman 237 Dor. Don Manuel Canilla Dor. Don Josef Noriega Velasco Dor. Don Josef Porras Dor. Don Josef Joachin Davalas Dor. Don Josef Anttonio Sevallos Y estando juntos y congregados propuso el Señor Rector la matheria teniendo presente los Autos, y leydo en ello~ los Escrhos del Reverendo Padre Fray Pedro Vasquez de Noboa y los del Reverendo Padre Provincial de San Agustín, producidos por cada una de las dos par– tes en las Dos instancias que contiene el proseso: como assi mismo las respuestas del Señor Fiscal, y demas Do– cumentos relativos á la prueva, y justificación de lo ex– puesto, comferida la materia con prolixo dicernimiento dijeron comfonnes que contrayendose esta Real Escuela á los puntos presisos que le pertenecen conforme á la exprecion y espiritu de lo que ultimamente expone dicho Señor Fiscal debia absolver el / Ynforme que le es man– dado hazer por el Real Acuerdo repitiendo la instancia del referido Padre Provincial en los dos medios con que la promueve: uno el de figurar el ningun travajo, y exer– cicio de ef.ta Real Universidad, y otro el de ponderar la insolvencia, y destitucion de la Provincia todo á fin de exercionarse contra lo mandado por Su Magestad, y es– tipulado tan solemnemente entre aquella Religion, y esta Real Escuela á satisfacer el anunciado Padre Maestro Fray Pedro el salario arinual que le es devido como tal Cathedratico de Prima de Dogmas de Nuestro Padre San Agustín. Con este propocito se dijo de unanime consen– timiento que el primero asumpto se manifestaba á una primera vista fribolo, irregular, descomedido, y solo pro– prio para combenser la afectacion con que se produce. Que el cuydado, y examen del arreglo de esta Real Uni– versidad, y del cumplimiento de su instituto solo tocaba al Señor Rector de ella, y al Exmo. Señor Vice-Patron los que nunca permitirian llegase el abandono al extre– mo en que se supone; y en ninguna manera el Reverendo Padre Provincial, como ya lo tenia justamente notado el