La universidad: libro XIV de claustros (1780 -1790)

LIBRO XIV DE CLAUSTROS ridad de V. E. el recuerdo de aquella dignacion. Honor ex– traordinario, que quanto exáltó el mérito, dexó mas em– peñados los oficios de la fidelidad; que aun no bien desen– vueltos en toda la extencion, y actividad de su principio, havian ya commovido de tal suerte el ánimo de nuestro Rey, que al presentársele V. E. en Nápoles, excitada la idéa de los servicios, que á su influxo habian recibido en sus Estados un padre, y un hermano; y tal vez presagian– do los que la lealtad de V. E. había de practicar, quando él los dominase: fué tan profusa su real benevolencia, que pareció descender la Magestad del trono, paraque lo ocupase la Benignidad, que recibe la deuda como obsequio, y hace mas familiares y humanos los aprecios. Favor su– premo, que hubiera desvanecido todo el espíritu de V. E. sino le hiciese tanto lastre su modestia. Privilegiada en los Príncipes la naturaleza, sus senti– mientos llevan aquel caracter de magnanimidad y eleva– cion; que les imprime la virtud de su causa. ¿Quales serán hoy los de nuestro Monarca, quando mas despierta su aten– cion por lo inmediato, y personal del homenage, se halla mas empeñada su liberalidad, y gratitud? Asilo ha demos– trado, premiando el mérito de V. E. con aquellos honores, que mas explican su real beneficencia. Porque, sin contar los Empleos Militares con que lo ha exáltado su justicia al mayor grado; si consideramos los Civiles, hallarémos, ha– berse esforzado en ellos su generosidad hasta aquel tér– mino, en que el exceso formaría en un Monarca, de una virtud, un vicio. Destino á V. E. para el Gobierno del Nue– vo Reyno de Granada. Transfirióle su representacion, por– que lo formó imagen de sí mismo. ¿Podrá la Magestad franquearse mas benignamente á los merecimientos de un vasallo, que poniendo en sus manos el supremo poder, y los derechos todos de la Soberanía? Si pudo mas: luegq lo practicó. Vió acabada su copia en V. E. No hay rasgo en su perfecto original, que no resalte en ella. Complació– le en su misma obra, y quiso retocarla, ó mas bien, quiso pintarla de nuevo en mayor lienzo, para que tuviesen mas extencion sus perfecciones·~ Hablemos sin metáphoras. Promovió á V. E. al Virreynato de este Reyno. ¿Quien no ve ya toda la actividad de la real benevolencia? Pero ¿quien no registra al mismo tiempo en sus principios la con tante fé con que la ha merecido V. E.? Parece que se compiten las gracias, y servicios; por que á cada don del

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