La victoria de Junín canto a Bolívar
En torno van cantando Del Sol las alabanzas inmortales. Alma eterna del mundo, Dios santo del Perú, padre del Inca, En tu jiro fecundo Gózate sin cesar, Luz bienhechora, Viendo ya libre el pueblo que te adora. La tiniebla de sangre y servidumbre Que ofuscaba la lumbre De tu radiante faz pura y serena Se disipó, y en cantos se convierte La querella de muerte Y el ruido antiguo de servil cadena. Aquí la Libertad buscó un asilo, Amable peregrina ; Y ya lo encuentra plácido y tranquilo. Y aquí poner la Diosa Quiere su templo y ara milagrosa. edad el no perder la ocasión de dar consejos á los hombres? ¿No se perdonará, en fin, á un sacerdote prolongar un tanto la espectación del pueblo al anun– ciar los oráculos del cielo? Los oráculos comunmente eran breves y sentencio– sos. Es verdad: pero la victoria de Ayacucho es de la mayor importancia, como que ha fijado los destinos del pueblo americano; y no estaría bien cantada si no se celebrasen todas las circunstancias que la hacen memorable. Además esa misma prolijidad de circuns– tancias, dá mayores apariencias de verdad á la pre- - 52 -
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