Las ideas de Bolívar en la integración de los pueblos latinoamericanos

60 ANDRES TOWNSEND EZCURRA tos, y algunos de gran trascendencia, el Congreso de Panamá. Cre– yó por ejemplo que la cuestión de las tropas colombianas en el Perú podía ser remitido al conocimiento de los plenipotenciarios. Igual– mente, los peligros que creía columbraba respecto "al príncipe del Brasil y todos los godos de este mundo", de cuya amenaza deducía: "Yo pienso que cada día es más urgente la reunión del Congreso General del Istmo". Insistiendo (carta del 9 de febrero de 1825 a Santander) en las amenazas exteriores, patentes en el conflicto de Buenos Aires con el Emperador don Pedro I, Bolívar se reafirmaba en su creen– cia sobre la identidad ideológica y de miras del Brasil y la Santa Alianza. Añadiendo a continuación: "Y si nosotros los pueblos po– bres no formamos otro, somos perdidos. Sobre ésto, por más que hable, no podré decir bastante: por lo mismo, mi manía del día es enviar representantes al istmo para formar el Congreso federal. Pido pues de nuevo este envío como el más urgente y muy útil. Tanto es que no hay un americano que no se convenza de la reunión general. Yo creo que éste es el último servicio que le podremos hacer a la América, y sólo espero que se realice para separarme del mando, todo, todo". (77) Al Congreso de Panamá pretendió remitir, en algún momento, el paso político más atrevido del Gran Mariscal de Ayacucho, cuan– do éste convocó a una Asamblea del Alto Perú para resolver los destinos de la antigua Audiencia de Charcas. Esta idea aparece en la comunicación dirigida a Sucre, desde Nazca, con fecha 26 de abril de 1825. Es una de las piezas sicoló– gica e históricamente más interesantes de la época del gobierno de Bolívar en el Perú. Sicológicamente, por su trato, sutil y a la vez afirmativo, de los escrúpulos y protestas del Mariscal de Aya– cucho a raíz de haber reprobado Bolívar las determinaciones, de tipo político y autoridad soberana, que había tomado Sucre al cruzar el Desaguadero. Calma a su ilustre colaborador y le prodi– ga elogios merecidos. "Cuando el espíritu de Ud. esté cultivado (77) .-Bolívar, Ob. cit. Vol. II, Pág. 81

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