Las ideas de Bolívar en la integración de los pueblos latinoamericanos
96 ANDRES TOWNSEND EZCURRA después de la batalla de Ayacucho el Mariscal Sucre cruzó el Des– aguadero y penetró en territorios de la antigua Audiencia de Char– cas, lo hizo con el título militar de combatir a las últimas tropas españolas, mandadas por Olañeta, que aún subsistían en ese país. Bolívar, en carta a Santander, justificó plenamente ese avance. Mas, tan pronto en Tumusla quedó deshecho el último vestigio del ejército español, fue preciso encarar políticamente el destino de tan vasto territorio. La Audiencia de Charcas, fundada en 1559 por el Rey como parte del Virreinato del Perú, en lo que había sido el corazón del Kollasuyo de los Incas, pasó a depender, desde 1776, del Virreinato de Buenos Aires, creado entonces por exigen– cias militares y políticas en relación con Portugal y su colonia del Brasil. Al producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires, la Junta que dirigía Mariano Moreno, destaca la primera expedición al Alto Perú. Respondió el Virrey Abascal con la expedición del General Goyeneche y la reconquista del Altiplano . Para asegµrar mejor su dominio, Charcas fue reanexada al virreinato peruano. Se restaura así, en forma administrativa, una estrecha unión de honda raíz histórica. Cuando en 1814 estalla en Cuzco la revo– lución de Pumacahua, su primera decisión militar es el envío de columnas a Arequipa y a La Paz . Especula un historiador peruano: "Si la revolución de Pumacahua y los Angulos hubiera alcanzado éxito, seguramente habría continuado la unión del Alto y del Bajo Perú, cuyo centro hubiera vuelto quizá, a la capital del antiguo imperio incaico" . (138) Posibilidad ésta que fue propuesta no sólo para los dos Perú, sino para las Provincias Unidas del Sur, por el prócer Manuel Belgrano ante el Congreso de Tucumán, en 1816. Bolívar percibió la profundidad de estos lazos y hasta le dio una interpretación peculiar y circunscrita. Justificando su dere– cho a avanzar más allá del límite propio del Perú, excediendo lo autorizado por el Congreso de Colombia, el Libertador explica a Santander: "Nunca se debe considerar como extranjero al país que se disputa, y si nos atenemos a palabras, lo que propiamente se (138).-Diez-Canseco, Ernesto: Ob. cit. Pág. 10
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