Los ideólogos: Cartas americanas

116 1v.IANUEL LORENZO DE VIDAURRE y supuesto asimismo que los dos puntos a que se dirigen la carta del vi– rrey e instancia de Vidaurre de que se trata en este expediente, son los mis– mos que se discutieron en las referidas consultas de treinta de marzo y diez y seis de junio de este año, que se hallan resueltas por S. M. sin que el nuevo testimonio del procedimiento contra Vidaurre produzca méritos para alterar el concepto que entonces se formó. Estima el fiscal por convenien– te reproducir sus respuestas anteriores, y con especialidad la de seis de fe– brero de este año, y que en su consecuencia se haga presente a S. M. que el Consejo no encuentra méritos para variar el dictamen que manifestó en sus citadas consultas, y que por lo mismo deben llevarse a puro y debido efecto las reales resoluciones que a ellas recayernn, pero que atendiendo a los inconvenientes que se ofrecen de permanecer Vidaurre en aquel conti– nente, sería oportuno que se verificase su traslación a una de las audiencias de la península en los términos resueltos por S. M. con la calidad de que se esté a la mira de su comportamiento y conducta pública y privada. El Consejo siendo servido podrá acordarlo así, o como estime más del caso. Madrid veinte y cuatro de diciembre de mil ochocientos diez y seis. SOBRE EL DESCUBRIMIENTO DE UNOS FUSILES Noche del 11. Sólo se habla, amigo mío, de unos cajones de fusiles que se hallaron ocultos. Se atribuye a un religioso mercedario el descubrimiento. El se– creto de la confesión hace que se oculte el nombre; todas son conjeturas, cálculos, presunciones. D . . . en la tertulia devoradora de V. . . atribuye el crimen a las gentes ilustradas del país. En justa compensación otros su– ponen autor a su confidente D. . . Alguno ha osado decir que el sitio es el palacio de campo que tiene en Late para su recreo nuestro arzobispo. Quiroz en media legua grita por las calles que éstas son ]as armas que de– nunció en otro tiempo, y que tenían preparadas los europeos para asesinar a los americanos. ¿Qué piensa usted de todo esto? Yo no creo sino que es una mentira, que con inconsideración ha dejado correr el gobierno. Mil fusiles guardados en la tierra, cartucheras ya podridas, quiere decir armas compradas para que se imposibilitasen o perdiesen. Nuestro clima cálido y húmedo, destroza el hierro y el acero. Es bastante no usar una arma aunque esté bien custodiada, y con todas las precauciones posibles, para que en breve tiempo ya no pueda servir. Entre las pequeñas cosas que salvé de mi equipaje, tengo una preciosa espada con ese puño. La cuido sobre manera, y en menos de dos años ha desmerecido en la mitad de su

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