Los ideólogos: Cartas americanas
CARTAS AMERICANAS 149 ser iguales a los dioses, lo que conseguiremos será la muerte. Fomentemos nuestra debilidad, vegetemos como nuestros abuelos: nuestra posteridad no sea ilustre, y nuestra vida, sea tranquila. ¡Qué locura amargar unos cor– tos momentos, y aumentar los males de una naturaleza tan miserable por sí misma! Amigo mío: yo he salido de mi dolencia por débil. Así mismo me libertaré del rayo de la guerra civil. El cartaginés superando los senti– mientos de Montesquieu, prueba que los temperamentos abrasados pueden producir héroes y guerreros. Escriban las gacetas extranjeras sus hazañas. Compitan con los libertadores del norte. En Lima paguemos impuestos nuevos, y tributos, gozando de tranquilidad, y saboreándonos con los deli– cados frutos de nuestras hueTtas, y los exquisitos peces de nuestros mares. Este es el mejor consejo que puede dar a usted su amigo que su mano besa. ATENTADOS CONTRA EL CURA DE TUPIZA Sábado 28. Padre mío: Un druida de los galos pronosticó a Diocleciano sería emperador si mataba un jabalí. Hijo de una esclava, y esclavo él de un senador debía mirar en distancia el trono. Pregunto a usted como teólogo, ¿es este Dio– cleciano aquel emperador de quien habla Bossuet cuando inteTpreta de un modo ingenioso el Apocalipsis? Yo creo que este libro misterioso puede ser aplicado a todos los que persiguen con inhumanidad e injusticia a los ministros del Señor. Hay muchos jefes hoy en la guerra civil de la Amé– rica que han creído llegarán a ser reyes, devorando los coTderos. Como Diocleciano andaba tras las fieras, estos cazan a los sacerdotes seculares y regulares, los cargan de cadenas, y manchan las manos en su sangre. iCuán– tos ejemplares! ¡Muñecas muerto al golpe de fusil sin darle tiempo a con– fesión! Pern entre todas las historias ninguna iguala a la del Cura de Tu– piza, religioso Agustino octogenario que acaba de morir. ¿Por qué nos es– tremecemos al oír los tormentos que sufrió Galeriano aún en vida? ¿Por qué el filósofo quería despojar a Dios de su providencia? Hay castigos que conviene se hagan en la tierra, para que con su memoTia se detengan los tiranos y economicen la vida inocente. No soy fanático, y si lo soy no lo conozco. J úzgueme el universo por mis obras. Soy católico, tengo una pasión dominante a las Escrituras, sin negarme al derecho natural y de gentes. He leído y meditado la preciosa fábula de Saint-Pierre sobre la Chosica del Parria. Jamás los sacerdotes pulsarán mis respetos más allá de la razón dirigida por la fe. Son para mí
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