Los ideólogos: Cartas americanas

XVI ALBERTO TAURO en pié pero actualmente con disentería, y sujeto a una hemorragia que me hace temer una muerte repentina, hallándome con mis potencias tan expe– ditas y actualmente despachando defensas, como verdaderamente creo en todos y cada uno de los Artículos y Misterios de Nuestra Santa Fé del modo que los cree y confiesa la Santa Iglesia Católica Apostó1ica, Romana, retrac– tándome de todo cuanto haya escrito, directa o indirectamente contra esta religión y sana moral, pidiendo perdón de mis escándalos, por palabras, obras, y escritos; y esperando la muerte cuando Dios Nuestro Señor sea servido mandármela, implorando la protección de Nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre la Inmaculada Virgen María, del Angel de mi guarda y de mi Protector y amigo el Sr. San Francisco de Sales, y de todos los San– tos por cuyos ruegos confío seran perdonados mis pecados, hago ordeno y establesco este mi testamento y última voluntad en la forma siguiente: Primera.- Mando que se me sepulte con la mortaja del Sr. San Fran– cisco de cuya religión soy hermano tercero profeso. El decoro de mi entierro será como quieran mis amigos pues las prevenciones en este caso las tengo por inútiles. Si se costeare de mis bienes que sea mui pobre el funeral pues yo si muero ahora muero mui pobre. Segunda.- Mando a las mandas forzosas dos reales y los aparto con esto de mis bienes. Tercera.- Declaro que soy casado y velado desde el año de 95 con la señora doña Francisca de Rivera y Figueroa hija legítima de don José Rivera y de Doña Manuela Fígueroa. Cuarta.- Declaro que su padre ni me ofreció dote ni me la dió pero que por especies que trajo al matrimonio, y yo vendí y quinientos pesos que remi– tió su padre a Arequipa ,hallándome emigrado, me contemplo deudor a ella de mil pesos: por ellos le dejo el menaje de mi casa. Quinta.- Itern declaro que ni al tiempo que serví al Rey de España, y en el que he servido a la Patria, hé sido infiel a las autoridades por el con– trario, defendiendo con entusiasmo mis obligaciones. Sexta.- Declaro que debo a la testamentaría de don N. Canaval, mari– do que fué de Doña Gabriela Moscoso en e1 Cuzco quinientos ps., a la del doc– tor Campana doscientos, a D. Pedro Moya, vecino que fué de Livitaca, como cincuenta y cinco pesos. Séptima.- Declaro que el difunto Escribano Mayor Becerra me dió mil pesos y después doscientos, y aunque en el pagaré están puestos intereses, me dijo que no me corrían; aun me propuso volverme mi documento. Cuando emigré del Cuzco a Arequipa le dejé los muebles de mi casa y las mejoras y refacciones que había hecho en ella que sin duda traspasó a doña Manuela Camara. Atendiendo a la amistad que hubo entre nosotros y al tiempo co– rrido que se de a sus herederos setecientos pesos. Octava.- Declaro que el señor doctor don Juan Gualverto Mendieta cura que fué de Yaurisqui y después canónigo de la Santa Iglesia del Cuzco me suplió setecientos pesos. Nunca me cobró, ni dijo cosa alguna según me parece, ni en su testamento pues nadie me ha reconvenido. Los presumo donados.

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