Los ideólogos: Cartas americanas

DESPEDIDA DE MI AMADA Lunes, 8 de Marzo. Ya llegó el momento tenible ..... Sí ..... es preciso. Rómpase el vínculo que une nuestras almas. ¿Qué digo? ¿Dejar de amarte? ¿La na– turaleza que dictando suaves leyes nos impele a amarnos será desobedeci– da? ¿Porque sus mandatos son dulces y producen el placer, serán por no– sotros desatendidos? Los decretos fuertes de un poderoso que se explica con la espada y el fuego no se resistiTán ¿y la encantadora voz que nos con– vida a ser eternamente felices será brntalmente desechada? ¡Ah! ¡Eterna– mente felices! No lo podemos ser, amada mía. La religión, no es un fan– tasma. No es una máxima política que inventaron los tiranos para sujetar a sus iguales. Ella existe en nuestros corazones, y en nuestros espíritus. Es impTesa con caracteres que el vicio cubre, pero no borra. Un Dios, una moral, un culto son verdades de que jamás me separaron el sistema de la naturaleza, ni el libro del espíritu. El fuego del amor me arrebata. Yo me postro delante de lai deidad que me rodea, y le repito las mismas debilidades que no se ocultan a sus ojos. Yo la adoro le digo: mis fuerzas son muy cortas paTa romper estos lazos de seda tanto más fuertes, cuanto más delicados. Creador mío, tú nos sacaste de la nada, y viste desde la eternidad la llama que había de abrazarnos. ¿Por qué no nos constituíste en puntos tan distantes, que ja– más nuestros ojos se encontrasen, ni ellos mas bien que los labios pudiesen producir los juramentos de una fidelidad inamovible? ¿Por qué consentis– te que un yugo indisoluble me uniese antes, a otro ser que si no odio ni des– precio, por lo menos veo como impedimento de mi dicha? Pudiste hacer dos criaturas felices, y ambas llorarán hasta el sepulcro una separación es– pantosa, por no ser desobedientes a tu ley. Sí: yo te la sacrifico: mi víctima excede a la de Abraham: recíbela, y en remuneración concédeme que ella jamás sea desgraciada.

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