Los ideólogos: Cartas americanas

454 . MANUEL LORENZO DE VIDAURRE nostico que mi patria no será libre si el escarmiento no llega a ser tan gran– de como lo fue el abuso de la magistratura. Con todas estas detestables maniobras, no pudo conseguirse prueba completa contra ninguno de los acusados. No obstante se pidió por el fis– cal la pena de muerte contra varios: contra otros, presidios, expatriaciones, el diccionario completo de castigos. Así se pronunció 13' sentencia con más nulidades que letras. Los reos con unas prisiones que eran bastantes para quitarles las vidas sin consentirles comunicar con sus mujeres, hermanos e hijos; mientras que a un español cómplice, que se había convertido en de– lator y meditaba cada hora una nueva mentira, se le consentía comer y dor– mir con su amacia que eTa una mujer casada. ¡El Salvador del Perú ha concluido con la moralidad del pueblo! No puedo formar un extracto - Sólo diré, que ·aunque muy limita– dos los tiempos de defensa en la primera instancia, la Providencia hizo que se admitiese la súplica. El fiscal ha insultado la justicia, la patria y la ma– gistratura insistiendo en su primer dictamen. No así la Corte Suprema. Hemos salvado la vida de los inocentes. ¡ Pern ah! A los cincuenta y tres años he sido injusto por la primera vez. Debía haberse absuelto del todo a los acusados. Ni había delitos, ni había prueba, y el primer juicio era nulo. ¿Pero era posible? La justicia civil y natural debía ceder a la polí– tica. De otro modo todo era perdido. Mis compañeros me han oído estas reflexiones. Ninguno se avendría a una absolución completa. Por mí los hubiera declarado beneméritos a la patria en grado heroico. Deseos justos, pero infructíferos. Contentémonos con que vivan. Puede ser que llegue el caso en que vuelvan al seno. de sus familias y sean útiles ciudadanos que concurran a la defensa de nuestros derechos. Es en mi una obligación ofre– cer a V. mis Tespetos como S. S. S. Q. B. S. M. ~Manuel Vidaurre. NOMBRAMIENTO DE ARZOBISPO Y OBISPOS: MI CONFIANZA EN EL GENERAL SANTA CRUZ Lima y noviembre 17 de 1827. Amado señor mío: Los Capetos fueron los mas sabios políticos, si ciencia e injusticia putden acomodarse. Ellos enseñaron a los usurpadores lecciones mas se– guras, que las que dieron después los abogados de la tiranía. Todo se pue– de, teniendo de parte a los que abren y cierran las pueTtas del cielo y del infierno. Los pontífices se hicieron protectores de la dinastía francesa, y los

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