Los ideólogos: Cartas americanas

CARTAS AMERICANAS 457 Tazón que al tiempo de la visita dio el coronel don Juan Salazar. La liber– tad individual, la seguridad de la persona son el primer objeto del pacto social. Por indicios y presunciones ninguno puede ser preso, a no ser que los indicios y presunciones sean tan fuertes que se equiparen a los testimo– nios e instrumentos. Yo estoy y estaTé siempre mal con estos tribunales extraordinarios: rara vez los hombres son libres donde ellos existen. No tenemos guerra; no tenemos enemigos interiores ni exteriores; pasado ma– ñana se jura la Constitución: fuera, señor ministro, fuera juicios por comi– sión; todo se sujete a los tribunales y juzgados establecidos y aprobados por la ley. Nada sea privilegiado; nada salga del orden común, y de los ritos señalados a los juicios según su naturaleza. Los señores vocales que asis– tieron conmigo, me aseguran que habían hecho las mismas observaciones que yo en las anteriores visitas semanales. Es de sentir, que no lo hubie– sen manifestado desde entonces a S. E. el Consejo de Gobierno. Noté asimismo una negligencia que tocaba en impiedad, en los pro– curadores y abogados hacia los reos cuyas defensas se les encomiendan. La humanidad se resiente, y la patria es ofendida con una conducta tan cruel. Importa el pronto despacho para que el inocente no padezca, y para que el intermedio sea muy corto entre el delito y el castigo. Si los procUTadores Y abogados no visitan a sus cliéntulos, no los oyen, no reciben las instruc– ciones necesarias ¿cómo podrán dignamente protegerlos? ¡Ah! Que el po– bre y el desgraciado siempre son el objeto del desprecio de aquellos mismos que los halagarían, si variase su suerte. El alimento es tan corto y uno solo en cada 24 horas, que habiéndolo hecho medir en mi presencia moriría yo, a no tener otro auxilio, de hambre y desesperación. Se han hecho reconvenciones repetidas al encargado de ese ramo; espern que en el día se hagan tan serias por el mandato de V. S., que esos infelices al hallarse satisfechos, puedan bendecir el presente go– bierno. Noté, que los presos se hallan en un patio cerrado por todas sus cuatro partes, y sin ningún sitio donde poder acogerse para evitar los rayos de~ Sol. Sabe V. S. muy bien el cuidado que se necesita en las cárceles para evitar las enfermedades. Si entra más el verano, y no se forma inmediata– mente una ramada, muchos de ellos morirán de tabardillo o de otros ata– ques violentos. Temiera haberme hecho molesto con mi nota, si no estuviese persua– dido que V. S. ama al hombre, a su patria y el decoro del Gobierno. Es– pero por consiguiente que se remedien males y abusos, y que V. S. se pene– tre de que con los mas fieles sentimientos se suscribe su atento obediente servidor. Manuel Vidaurre.

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