Los ideólogos: Cartas americanas

300 MANU'.EL LORENZO DE V IDAURRE creer que podía ser más; y el no advirtió que no había otro punto donde ascender. Desde la altura donde se hallaba, si emprendía un nuevo vuelo era la caída la necesaria consecuencia. ¡Malditos consejeros, hombres ve– nales, interesados, corrompidos, reos sois de un famicidio, y la América, la naturaleza humana os exige la responsabilidad! Habéis roto no una obra, sino un modelo de grandeza. Se formó un plan de cuatro estados en que debía dividirse el continente y las islas. Méjico privando de su indepen– dencia a Guatemala; Colombia, alto y bajo Perú atrayéndose a Buenos Aires y Chile; el Brasil con cuyo emperador se abrieron negociaciones; y el Norte dP la América. Dos imperios y dos grandes repúblicas. Estas noticias exactas llegan a Panamá. Escribo a Bolívar, y le hablo con la franqueza e inmutabilidad que constituyen un carácteT bien conocido des– de los primeros días en que la América se propuso sacudir el yugo de los es– pañoles. Oigo con asombro hablar de su coronación al señor Briceño Mén– dez, su sobrino, plenipotenciario en la grande asamblea ameTicana. Su an– tiguo edecán Mosquera, hoy intendente de Guayaquil, es un apóstol del tro– no. ¡Cuál y cuál sería mi furor y mi sorpresa! Presto, me dice en una ocasión el señor Gual, Colombia tendrá tanta población como Méjico. ¿Cómo podría ser, sino contando con la reunión en un solo Estado que obedeciese al Libertador? Me propuse desde entonces echar a tierra un edificio, que si fuerte en el concepto de los cómplices de la tiranía, era muy débil examinando sus bases. Escribí una oración para la apertura del Congreso que ha sido res– petada por todos los pu<"blos libres, y sirvió de sumaria contra mí en el palacio. Los ministros de Inglaterra y Holanda me decían: su vida de V. corre un gran riesgo. Bolívar ha descubierto el velo, él quiere ser em– perador y abrir una nueva dinastía. No podía dudarlo, leída la Constitu– ción de Bolivia. Esta pieza se remitió por ellos inmediatamente a la Eu– ropa: yo me propuse un gran disimulo por la primcra vez. ¡Este fue para mí el más terrible sacrifi~io! En el momento que se instruye al Libertador de mis opiniones, se me priva de la presidencia de la Corte Suprema, declarada vita1icia por un Congreso legítimo. Pando que tiene más talento que todas las gentes que rodeaban al general Bolívar, le hace revocar un decreto que había de con– cluir con su opinión. Sofocar a Vidaurre era sofocar al abogado de su pa– tria. Era un golpe que no había de hacer sino exasperar a sus innumera– bles amigos. Se inventa otro medio más honesto de separarme del Perú. Este era el expatriarme con el nombre de plenipotenciario de Colombia. El señor Pando debía restituirse a Panamá, y quedar asociado al señor Tu– dela enviado por S. E. el Libertador. Estos proyectos se desvanecen por la precipitación con que se con– cluyeron nuestros tratados. Los señores plenipotenciarios de Méjico Y Guatemala lo conocían de tal modo, que ni consintieron hubiera presiden-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx