Los ideólogos: Cartas americanas

CARTAS AMERICANAS AL MISMO, RECOMENDANDOLE LA DIVISION DE COLOMBIA QUE HIZO EL MOVIMIENTO Lima, febrero 8 de 1827 Excmo. S. General Francisco de Paula Santander Vicepresidente de la República de Colombia. 503 Mi más amado amigo y Sr. Excmo.: Aunque en carta muy dilatada manifiesto a U. los motivos por los cuales la República del Perú ha convo– cado inmediatamente su Congreso, no puedo menos que expresarme en fa– vor de los oficiales que hicieron el movimiento de las tropas. Este hecho en que no tuve yo la menor parte, ni ninguno de los individuos de esta ciu– dad, ha producido los efectos más preciosos. Ellos no se han unido con no– sotros para variar la constitución de Bolivia. Lo que únicamente han he– cho es, ofrecer el que de ningún modo auxiliarán contra nuestra indepen– dencia. Esto fue bastante para que el pueblo pudiese emitir en eL momen– to sus votos, y que procediendo con arreglo a ellos se tratase de reunir la soberanía del pueblo. Nada se ha variado, nada se ha alterado; la admi– nistración continúa del mismo modo que antes: sólo se trata de saber cúal será el código político que nos rija, y las leyes que en su viTtud se sancio– nen. ¿Pero cómo no deberá U. ser grato a esas tropas auxiliares, cuyo no– ble fin sólo fue sostener los justos dictámenes de aquellas personas que de– fendían su Constitución, y repulsaban la que contenía no el germen, sino el tronco de una monarquía absoluta? Difícilmente la historia hablará de un trastorno más ordenado, más juicioso, más firme y noble en su marcha. Los que habían formado el proyecto de su elevación con la monarquía del general Bolívar, llamarán a estos militares díscolos, infames y traidores. Los que sepan que la obediencia tiene sus límites en los estados libres, y que a nadie debe obedecerse si ataca diTectamente la libertad de la Patria; los que sepan que cualquiera particular puede herir el pecho de un tirano, que quiere esclavizar a sus compatriotas; los que se persuaden que las or· denanzas y las leyes sóla son santas en cuanto concurren a la seguridad de los fines sociales: éstos llamarán digna, grande y gloriosa la acción. Nunca nuestros vínculos con Colombia serán más firmes, más estables, más útiles, que cuando iguales los sentimientos sobre la libertad e independencia, pro– curemos perpetuar nuestra felicidad mutua. Se quería reducir las tres re– públicas al caos paTa dar después una existencia al agrado del segundo Om– nipotente. Cayó el proyecto, y no se levantará mientras existan generales como U. que defiendan nuestros derechos con la espada, y hombres inamo– vibles en las ideas de justicia, como lo es su afectísimo amigo S. S. Q. B, S.M. Manuel Vidaurre.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx