Los ideólogos: Cartas americanas

508 MANUEL LoRENZO DE VrnAURRE entusiasta con que se había adoptado el proyecto de Constitución Bolivia– na, me pareció siempre incapaz de dar estabilidad y firmeza a un sistema; esto aun prescindiendo de los vicios de nulidad, que envolvía la proclama– ción hecha por colegios electorales faltos de poderes suficientes para acep– tar y sancionar el código fundamental. Observaciones fueron éstas que me oyó frecuentemente el general Bolívar, y que me hacían temer de mo– mento en momento una reacción en el Perú. Yo ignoraba el estado de la opinión pública en ese país, y no conocía el detalle de los pasos dados para la adopción de la nueva Constitución; pero columbraba, que la ilustración ~e los peruanos, los ejemplos que les presentaban Méjico, el Río de la Pla– ta, Guatemala y Colombia, los impresos llenos de doctrinas liberales, que salen de las imprentas de dichos estados, y la animadversión que había em– pezado a granjearse el ejército auxiliar de Colombia, todo concurría para hacernos temer la explosión, que al fin hemos oído a fines de enero. Ya están V. V. en una carrera llena de espinas: la oTganización sóli– da de un estado, U. sabe mejor que yo cuantos precipicios presenta, Y a cuantos males no expone la suerte futura de sus habitantes. Los partidos, las venganzas, la ambición y las opiniones contrarias se adunan y concitan para frustrar los esfuerzos del más desinteTesado patriotismo. Muy sabia y oportuna me ha parecido la medida de convocaú un Congreso inmediata– mente después de la reacción, y Dios permita que el general Santa Cruz ro– deado de la opinión pública sea el preservadoT de la anarquía, y de las pre– tensiones extemporáneas o infundadas de los ambiciosos o pseudo patriotas. Mi corazón, aunque colombiano, ama y desea la felicidad de todos los es– tados americanos al igual de mi patria; y si pudiera en esta vez contribuir de algún modo al bien y dicha del Perú, créame U. que contribuiría con celo e interés americano, y como amigo de la libertad del Nuevo Mundo. Agradezco altamente las observaciones que se sirve hacerme sobre nuestros oficiales y ejército auxiliar. Ya habrá llegado a esa capital el ofi– cial, que llevó al comandante Bustamante la respuesta del gobierno al parte que dio del movimiento de la división. Celebraría que meTeciese la aproba– ción de U. y de los hombres ilustres de esa República: creo que en ella no he desmentido mis principios, ni manchado mi fiel conducta constitucional, al paso que tampoco he dejado expuesta la suerte de aquellas tropas y com– prometida la tranquilidad del Perú, y aun de Colombia. Aquí generalmen– te ha sido aplaudida la conducta del gobierno en tan delicado negocio, Bus– tamante me ha escrito muy agradecido al general Santa Cruz y a los mi– nistros del gobierno: yo lo estoy en sumo grado por la continuación de auxilios a dicha división, y por la vigilancia con que se atiende a su conser- .; vac10n. Supongo ya en esa al general Obando, nombrado jefe del ejército; Y ese gobierno se habrá impuesto de las intenciones y miras de éste acerca de la permanencia de esas tropas. Soy incapaz de ninguna maldad, y cuido

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