Los ideólogos: Cartas americanas

512 MANUEL LORENZO DE VIDAURRE Y si el Congreso no tiene excusa que le favorezca, ¿cuál podrá alegar el Consejo de Gobierno? Haría mi correspondencia interminable, si acom– pañase piezas justificativas del crimen. Ellas componen un volumen con la Constitución fraguada. Estas son las públicas: se han ocultado las se· cretas. En la mesa de estado aseguTÓ el general Salazar que entre los pa· peles de Heres se había hallado una lista con los nombres de los que de– bían ser nombrados tribunos, senadores, censores. Muchos han leído las notas reservadas que se pasaron a los prefectos para coactar al pueblo. Los curas también Tecibieron una encíclica. Se quería comenzar un gobierno por la perfección de la maldad. Mas criminales son para mí los cómplices, que el principal reo. ¡Qué delito hay que iguale al de suponer voluntad del pueblo, la que era de unos pocos hombres vílmente comprados! ¡Admi– ro como sobreviven al rubor! Ellos fuernn desmentidos en el momento que se separó la fuerza. El grito de Lima fue el de toda la nación. El sacer– dote, el juez, el general, el soldado, el héroe, el anciano, la viuda, la virgen,. la casada; todos proclamaron su libertad. El niño en los pechos de su ma– dre pronunció esta palabra dulce, como yo la de amigo al que ama y cuya mano besa. Manuel Vidaurre. RESISTENCIA EN ADMITIR EL MINISTERIO Lima y enero 28 de 1827. Amado Sr. mío. Luvois servía a la Patria por interés, Turena por la gloria, La Fa– yette por la Francia misma. ¿Cuál de estas tres personas querría U. repre– sentar? Es una injuria la pregunta. Estoy cierto que un amor desintere– sado y puro es el más noble, el más digno de envidia. Hubiera querido asistir a la Corte Suprema de justicia hoy, a continuar las ocupaciones de mi destino, sin que se recordase mi nombre para otro diferente. El que concurre a una grande empresa y recibe un puesto, deja dudia sobre la rec– titud de sus intenciones. No se sabe, si procedió impulsado por interés ge– neral, o por el propio. El pueblo se reunió muy de mañana en mucho más número que el día de ayer. No hubo quien lo convenciese. Se quiere una mudanza entera de ministros. Pando sobre todos es el objeto de la abomi– nación pública. Se le cree único autor de esa Constitución que detestan. No se confía en un íntimo amigo de Bolívar. Sus talentos mismos le per– judican. Se teme que ellos sean la arma para abatir la libeTtad del Estado. El pueblo en muchos casos, es un gran político. Si hay variación en el sis· tema, lo debe haber en el ministerio. Esta no es una opinión, es un axio· ma. Arengué no obstante contra mis sentimientos; ponderé el patriotismo

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