Los ideólogos: Cartas americanas

542 MANUEL LORENZO DE VIDAURRE estos que se escribió el primer tomo del año de 815 al de 18. Epoca terri– ble en que solo Vidaurre hacia frente a los tiranos Abascal y Pezuela. Epoca en que fue el señor Alvarez un fiel compañern, testigo de mis escritos, opinio– nes, vicios y virtudes. El autor de las fábulas más morales escribiendo en la esclavitud necesito usar de imágenes y figuras, haciendo hablar aves y brutos. Maquiavelo no fue conocido hasta nuestros días. Se creía el ami– go de los príncipes el que era más enemigo de ellos. Yo quería que los¡ pue– blos supiesen sus derechos y obligaciones. Sufre aun una palabra: esos elo– gios a Fernando VII que se citan, no es carta americana, es una dedicatoria de la obra del doctor Villalobos. La nota a su pie es la que debía haberse impreso. 17 Yo afirmé al rey de España: "las Américas señor se pierden, las Américas señor se pierden". Las Américas se perdieron para la España. Yo aseguro hoy a la América. "la libertad se pierde, la libertad se pierde, sí las leyes no se aplican con rigor, y los magistrados están expuestos a insultos, porque no son condescendientes, impíamente benignos, y no prefieren los vínculos de la sangre y amistad a la imparcial administración de justicia". Pueblo Peruano, dame la regla: ¿Quieres que quebrante la ley cuando juzgue a un poderoso? 18 Este nombre es bien adecuado a los señores de la Corte Superior en una república democrática. No creeis de mí cuando en obscuros tugurios se leen papeles que me ofenden. Reís de ti mismo: tú das leccio– nes a los jueces para que no sean justos. Tu carta ha alterado hoy el orden de mis ocupaciones serias. ¿Pero en qué circunstancias? Cuando ya hemos comenzado nuestras conferencias preparatorias: no se arrepentirá mi patria de haberme elegido plenipoten– ciario: yo sé que ni los cielos, ni la tierra, ni los ángeles, ni 1os hombres, ni todos los poderes visibles e invisibles me harán faltar a la confianza que se ha hecho de mi persona. Pero concluidos los primeros tratados yo rogaré al gobierno que venga a gozar otro los trece mil pesos. A mi nada me que- so éste con su amada y amigos es sentenciado a muerte. En estas circuns– tancias otro acaso hace descubrir el resto del papel. Se une una parte con la otra y resulta un gran elogio. Zadig se salva y el envidioso sufre la pena de la calumnia.- Voltaire cuentos tom. 19, El envidioso. (17) Don Baltazar Villalobos ilustre profesor de medicina, tiene in– dicada la curación de la lepra. Muere en el hambre, el oprobio y abati– miento. Le faltan proporciones para continuar escribiendo su obra según lo ha determinado S.M., en repetidas órdenes reales. Este genio, honor del Perú fue una de las víctimas del infernal Marqués de la Concordia. ¡Posteridad recuerda con horror el nombre de un tirano, enemigo de la virtud y los talentos! (18) Las dignidades, las riquezas, el rango, el poder de los culpables no pueden autorizarlos a quebrantar esta obligación, o a sustraerlos a la represión, que todo delito exige. No hay nada que deba colocar los miembros del Estado sobre las leyes, y justificar en los hombres poderosos, abusos que dañan a otros, por las ventajas que les dá su posición. Cuanta mas fuerza tienen, más riqueza, más poder: deben ser más felices, más exactos, más activos para llenar sus obligaciones hacia los débiles y desgraciados -De– ben dar útiles ejemplos, y si no lo hacen,, son tanto mas culpables, cuanto que depende de ellos producir un gran bien, y que por su culpa, lo que se produce es un mal.- Ciencia del Publicista.

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