Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOLITO UNANUE 87 mo declaro, no tengo más herederos forzosos ,descendientes legí– timos, ni hijo natural alguno, que conforme a derecho me puedan y deban heredar. Y por el presente, revoquen que yo revoco y anu– lo y doy por nulos y por de ningún valor, fuerza, ni efecto, todos otros cualesquiera testamentos, codicilos, poderes para testar y otras últimas disposiciones que antes de esta halla hecho y _otor– gado, por escrito o de palabras, o de otra manera que sea y espe– cialmente el poder para testar y codicilos que van citados al prin– cipio, para que no valgan, ni hagan fe en juicio ni fuera de él, sal– vo este poder para testar y el testamento que se hiciere en su vir– tud con arreglo a la expresada memoria, que uno y otro se ha de guardar, cumplir y efectuar por última y postrimera voluntad, en aquella vía y forma que mas haya lugar en derecho, que es hecha en Lima, a diez de octubre de mil ochocientos treinta y un años. Y el Señor otorgante, Doctor Don José Hipólito Unanue Montali– vet y Pavón, a quien yo el presente Escribano doy fe conozco, co– mo también la doy de que estaba levantado en pié, a lo que me pareció en su entero y cabal juicio, como lo manifestó en las pre– guntas, repreguntas y contestaciones que me hizo, así lo dijo, otor– gó y firmó de su nombre, siendo testigos presentes a oírselo leer y verlo firmar y lo fueron el Licenciado Don Tomás Flores, Pres– bítero, Don Francisco Gonzales Pavón, Contador de Resultas de la Contaduría General de Valores y Don José Joaquín Gonzales, to– dos vecinos de esta ciudad. Hipólito Unanue Al Margen Gerónimo V illafuerte Escribano Público Yo Don Gerónimo de Villafuerte, escribano público, propie– tario y uno de los del número de esta ciudad: Certifico, doy fe y verdadero testimonio, que hoy día de la fecha, vi muerto natural– mente y pasado de esta vida a la eterna, a lo que me pareció, al Señor Don José Hipólito Unanue, Ministro de Estado Jubilado y Benemérito de la Patria, el mismo que el día diez de octubre del año pasado de mil ochocientos treinta y uno, otorgó ante mí su poder para testar y última voluntad, del frente a cuyo margen se escribe: cuyo cadáver estaba amortajado con una mortaja azul de

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