Los ideólogos: Hipólito Unanue
HIPOLITO UNANUE 91 ción aquí y en Europa y por mis cuidados, valerme de las relaciones de mis amigos, y de mis servicios a la patria, mejo– raron mucho sus intereses; de lo contrario habrían dejado de percibir los que les correspondían de la Plaza del Acho, por haberse apoderado el Gobierno de sus productos. Por es– tos medios y los patronatos que les fundé, de que se h~blará adelante, han heredado más de cien mil pesos y mejor he que– rido perjudicarme a mí, que no que ellos sufran quebrantos: así que habiendo quedado impuestos al descuento en la Pla– za del Acho diez mil pesos, por el legado de Doña Josefa, a que le pagasen el cinco por ciento, después de sostener un pleito reñido con el Director de Beneficencia, que no quería pagar cinco mil pesos que restaba del capital, para no per– derlo todo me avine a recibirlos al dos por ciento en la ha– cienda de Herval, en Cañete, e imponerle los dos mil pesos como se los impongo en dos escrituras de las mejores que tengo. La una de ocho mil pesos, al cuatro por ciento, que me tiene Don Diego Moreyra, con hipoteca de su chacra de Puen– te, por escritura otorgada ante Don Ignacio Ayllón y Salazar, en 3 de setiembre de 1829 y la otra de dos mil pesos, al cin– co por ciento, de su hermano Don Francisco Moreyra, con hipoteca de su hacienda de Salinas, ante el mismo Ayllón y Salazar, en 18 de diciembre de 1829. Y no sólo tiene íntegro la niña su capital, sino que además por réditos cobrados a la Plaza del Acho, tiene mil pesos que deben Don Pablo Ave– llafuerte, y su esposa Doña Rosa Aliaga y, en caso de no sa– tisfacerse, deben pagar el cinco por ciento de interés y en lu– gar de diez mil pesos que le dejó su padre, tiene once mil pesos de bien asistida y cuidada. A su hermano don Juan Jo– sé, después de igual cuidado para el pago de réditos de sus patrones, por escritura ante don Gerónimo Villafuerte, en 30 de setiembre de 1825, le hice donación de mil ciento seten– ta y dos pesos de réditos en el Consulado, que debían ser– vir para cubrir los gastos sucesivos de la testamentaría y que yo he tenido que pagar. Habiéndolo remitido a Cádiz para que concluyese su educación, bajo el cuidado de mi apode– rado Don Juan Llano, y tenido la desgracia de que en el via– je lo dejasen desnudo los corsarios, el referido Don Juan Lla– no. para auxiliarlo, echó mano de la suma de mil trescientos pesos, que en la fragata Tagle yo había remitido a su tío Don Pedro Regalado del Campo, para pagar en Londres a Don Fer– mín Fastet a quien era deudor Don Agustín Landuburu, que-
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