Los ideólogos: Hipólito Unanue
94 JORGE ARIAS-SCHREIBER PEZET ta se impusieron en el Tribunal del Consulado diez mil pe– sos a favor de los patronatos, ante el Escribano de dicho tri– bunal Don José Escudero de Sicilia, en 26 de julio de 1818, de que resulta que Don Juan José Landuburu recibió en funda– ciones de Patronatos, ochenta y un mil pesos. Igual canti– dad correspondió al albacea y heredero segundo, que queda dicho, pero ambos capitales, por los sucesos posteriores, han recibido unos quebrantos muy fuertes . Queda en el archivo un libro titulado Traspaso de la Plaza del Acho y Fundación de Capellanías, en donde se encuentran los testimonios de las escrituras relativas a este asunto.- N? 15 Don Agustín Landaburu, por sí .y como heredero de sus padres, era responsable a diferentes. Testamentarías de las cuales hice mención en el Testamento que en virtud de su poder otorgué a su nombre, ante Don Gerónimo Villafuerte, en 16 de agosto de 1816, y todas las referidas responsabili– dades están satisfechas y descargadas las conciencias de Don Agustín y sus padres. - N? 16 Fui albacea de Don Juan José Belzunce, de quien fue here– dero su sobrino Don Agustín Landaburu, y cumplí con todo lo mandado por el testador, como aparece del legado de pa– peles titulado Testamentaría de Don Juan José Belzun'ce. Por los de 1771, Don Juan José Belzunce, fue elegido por la Jus– ticia albacea de Don Carlos Angulo, por haber renunciado al albaceazgo los de Don Juan Antonio Bustamante, a quien Don Carlos Angulo había nombrado por albacea. Los prin– cipales bienes consistían en diez mil pesos que debía la casa de los S.S. Borda y habían de redituar el 6% a favor de una señora Prieto, muerta la cual debía fundarse un patronato de legos, con el cargo de cien misas. Nombró por patrón a su albacea Don Antonio Bustamante y llamó por capella– nes, en primer lugar, a sus parientes dentro de tercer grado: a los hijos de su albacea y en tercero, daba facultad al pa– trón para que nombrara. La señora Prieto murió en el año de 1820, habiendo yo cuidado de que pagasen los réditos de los diez mil pesos desde el año 1801, sin llevar el menor in– terés. Con la muerte de la Señora se formó un pleito entre los parientes del tercer grado llamados a la capellanía, y entrando entre tanto el Ejército Libertador con Don José de San Martín y confiscándose los bienes de los españoles, so– bre que estaban los diez mil pesos, se puso la capellanía en estado de perderse. Yo presenté la cuenta de la referida tes-
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