Los ideólogos: Hipólito Unanue
HIPOLITO UNANUE 95 tamentaría al Juzgado, para que se dispusiese lo que esti– mase en justicia y procuré que se repusiese el principal de la capellanía en fincas del Estado. El Juzgado me nombró albacea de Don Carlos Angulo, con las mismas facultades que el testador había nombrado a Don Juan Antonio Busta– mante, cuyos albaceas hacía como sesenta años había aban– donado la Testamentaría de Don Carlos y por capellán a Don Martín Toledo, pariente dentro de tercer grado. Con la muer– te de éste, el año de 1827, hallándose yo ausente sufrió el principal de la capellanía igual riesgo de perderse por ha– ber dispuesto el Gobierno absolutamente. Tuve que seguir un pleito, gastar muchos pesos para volverlo a recuperar y reponer en diversas fincas y los pretendientes, que se habían mantenido en silencio, aparecieron luego que vieron la ca– pellanía restaurada y se sigue pleito sobre ella. En virtud de las facultades que me dió el Juzgado, nombré a los suce– sores en el referido Patronato y capellanía, después de seis días, por escritura otorgada ante Don Gerónimo Villafuerte en 5 de setiembre de mil ochocientos veintiséis y como tal patrón y encargo expreso del Juez, cuido que con los réditos que se van recogiendo se digan las misas ordenadas por Don Carlos Angulo, de que se lleva cuenta. Los nueve mil dos– cientos· pesos se subrogaron en censos de cinco fincas y los ochocientos pesos restantes, se incluyeron en dos mil, que por el Supremo Decreto de 12 de agosto de 1830 se me adju– dicaron sobre fincas de Don José Vásquez de Acuña. Los pa– peles de esta Testamentaría, parte están presentados al Juz– gado y el resto se halla en el archivo con el título de Dort Carlos Angulo.- Ne.' 17 Las haciendas de San Juan de Arona, alias Mataratones de cañaverales, con las de Gómez, Pepián y Cerro Blanco de pan– llevar y montes, se tasaron en doscientos cuarenta y cinco mil ochocientos sesenta y tres pesos, con reconocimiento de ciento quince mil ciento ochenta y cinco pesos de censos, y se remataron en Don José Saldívar, único postor. El valor de las tierras se pagó íntegro y sólo se entendió la rebaja del tercio en el resto de enseres, con lo que se benefició la Tes– tamentaría en más de veinticinco mil pesos, pues no habien– do aparecido postor, ni ser fácil que lo hubiese en el atraso en que iban cayendo las haciendas de caña por razón de la guerra, podía haberse propuesto la rebaja del tercio en todo el valor de la hacienda y así en el expediente de su remate
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