Los ideólogos: Hipólito Unanue

HIPOLITO UNANUg :XXl que había construido el cementerio general de Lima. El proyecto se puso en marcha y a los pocos años fue una hermosa realidad. Revisando los documentos de la época, se palpa los esfuerzas que hubo de realizar el sabio ariqueño para crear la primera y más cé– lebre escuela de medicina que tuvo el continente americano a co– mienzos de la pasada centuria. Nos muestra también al educ_ador, que no se conforma con lograr médicos instruidos, sino que se preocupa por su formaciórt moral, por el sentido de la ética pro– fesional como imperativo del apostolado médico. Al fundarse el colegio, el maestro reunió en torno suyo a los galenos más desta– cados de su tiempo, como Miguel Tafur, José Gregario Paredes, José Pezet, Félix Devoti, Pedro Belomo, José Vergara y José Ma- · nuel Dávalos, quienes ofrecieron su ciencia y su devoción de pa– triotas al laudable propósito de crear una escuela médica que fue– ra orgullo de la América. Interesa, al respeto, revisar las sesiones del Libro de Actas de la Junta General y de la Gubernativa del Co– legio de Medicina y Cirugía de San Fern·ando, que se conserva en el Archivo "Domingo Angulo" de la Universidad de San Marcos y que aquí se reproduce textualmente. Aparte de diversas resolu– ciones de carácter docente y administrativo, hay documentos de contenido eminentemente patriótico, como el Acta de la ceremo– nia de juramento de la Indepen'dencia del Perú en el Colegio de Medicina y Cirugía el 30 de julio de 1821. Otro capítulo es el relativo al Tribunal del Protomedicato. Una– nue recibió el nombramiento de protomédico interino del Reino el 17 de noviembre de 1807, reemplazando en el cargo al doctor Juan José de Aguirre. El Tribunal del Protomedicato fue instituido en el Perú por Real Cédula de Feli'.pe JI en 1570. Tenía a su cargo el nombramiento de médicos, cirujanos 1 flebótomos y farmacéuticos; la revalidación de títulos; el control de los abusos de la profe– sión médica; la visita a las boticas; la supervisión de las medici– nas y otras medidas de carácter gremial y asistencial. El cargo de protomédico general constituia entonces el máximo galardón pro– fesional y tenía anexo la cátedra de Prima de Medicina, que era igualmente la de mayor jerarquía docente. En esta colección se publica diversos oficios, expedientes, actas y acuerdos del Tribu– nal del Protomedicato desde 1807 hasta 1825, que corresponde al período en que Unanue actuó como protomédico general. Estos documentos informan sobre las actividades que desarrolló en tan elevado cargo y su constante empeño por dignificar Za profesión médica, luchando contra el empirismo y el curanderismo que se

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